El árbol del relámpago (Libro) de Patrick Rotfhuss

El árbol del relámpago (libro) de Patrick Rotfhuss, es un relato corto que pertenece a la trilogía llamada “Rogues”, del mismo autor, donde se narra un día en la vida de Bast, el compañero de Kvothe, protagonista de la antología, donde se nos da a conocer de una forma cautivante y de fácil comprensión las andanzas diarias de este fascinante joven. En este artículo te presentamos un resumen de esta fabulosa historia.

EL ÁRBOL DEL RELAMPAGO

Acerca del libro «El árbol del relámpago»

El libro de Patrick Rothfuss “El árbol del relámpago”, es considerado por muchos como una novela corta, ambientada en el mundo fantástico de “Los cuatro Rincones”, donde conviven criaturas inverosímiles, cada una con su interesante historia y de las cuales poco a poco nos dan a conocer su naturaleza y la importancia de la misma en el relato completo.

“El árbol del relámpago” es un libro entretenido, muy bien escrito, que capta la atención del lector desde el comienzo, en este trabajo literario el autor le dio fuerza a la estructura en pocas páginas, las cuales, vale la pena decir, son muy fáciles de leer.

En este libro de Patrick Rothfuss “El árbol del relámpago”, el autor quiere complementar la trilogía de la “Crónica del asesino de Reyes”, la cual está integrada por las obras “El nombre del viento”, “El temor de un hombre sabio” y “Las puertas de piedra”.

A estos tres libros principales se le unen dos historias, desarrolladas a partir de personajes secundarios, y que en nada avanzan los relatos que integran la trilogía, como lo son “La música del silencio” y “El árbol del relámpago”.

En esta obra sorprendente, conocemos la vida y las andanzas de Bast, amigo fiel y admirador de Kvothe, quien es un arcanista, un hombre muy instruído, que ha pasado por la universidad y al que le ha sido entregado un sudrabín de hierro, al cual se le atribuyen propiedades para atraer la buena suerte.

Este aventurero y habilidoso entendido de las artes mágicas, tiene como amigo a Blast, quien es el protagonista de nuestra historia.

Blast es uno de los personajes secundarios del primer libro de la “Crónica del asesino de Reyes”, y en esta oportunidad nos describe como es un día en la vida de este enigmático e inteligente ser.

EL ÁRBOL DEL RELAMPAGO

La trama se desarrolla en el pueblo donde está oculto Kvothe, quien para pasar desapercibido se ha cambiado el nombre y está con un bajo perfil en una posada, una vida un tranquila y un poco aburrida para el gusto de Blast, quien prefiere que su amigo continúe su vida de aventura, donde salen a relucir sus habilidades y perspicacia a la hora de enfrentar cada reto que se le propone.

Blast es una especie de aprendiz de Kvothe, y en esta ocasión tenemos la oportunidad de conocerlo un poco más, ya que se muestra su manera de pensar y de actuar, también podemos notar que de cierta forma pícara consigue lo que quiere, manipulando con suavidad la percepción que los habitantes del pueblo tienen de él.

La historia de “El árbol del relámpago” de Patrick Rothfuss, tiene muchas similitudes con la otra historia emergente de la trilogía, llamada “La música del silencio” y de ella podemos decir que uno de los rasgos más evidentes es que la estructura de la trama y el desarrollo de la misma son completamente independientes de “La Crónica del asesino de Reyes”, no es totalmente necesario, haber leído los otros libros para entender la historia, pero es recomendable tener el conocimiento de el primer libro “El nombre del viento” para no perdernos el trasfondo del relato.

“El árbol del relámpago” nos muestra el ambiente en Roca de Guía, ya que la acción entre los personajes de la historia se centra en el tiempo antes de que llegara la Cronista al lugar, y explica los movimientos cotidianos en la vida de Bast, de la mañana a la noche.

Este carismático personaje expone aspectos de su vida que nos ayuda a entenderlo, así como sus motivaciones y lo vemos un tanto sincero, tomando acción con desenfado, transmitiendo carisma por donde quiera que pasa y en todo lo que hace, con el encanto y la desenvoltura característicos pero en un nivel superior, en otras palabras derrochando gracia que fascina e intriga a la vez.

Sin duda podemos decir que este libro de Patrick Rothfuss “El árbol del relámpago” es un relato divertido y fascinante, recomendable por lo entretenido y fácil de leer, y donde los fanáticos del personaje de Bast, encontraran altas dosis de particularidades que le dan un toque de satisfacción a su posible curiosidad por saber detalles de la vida de este sujeto, a veces tierno a veces enigmático y misterioso, pero siempre atrayente.

Blast es atractivo, misterioso, un poco oscuro y arcano, que atrae a muchos por su encanto especial.

el arbol del relampago

El sendero angosto al árbol del relámpago

En esta parte de la historia se relatan las andanzas de Bast muy temprano por la mañana, donde de manera hábil logra salir de la posada, escapándose sigiloso logrando sortear sin ruido alguno todas las trabas que tenía en su camino hacia el campo abierto, al sendero angosto, que lo lleva justo a la colina donde, en lo alto, está “El árbol de los relámpagos”.

Al lograr salir sin que lo notaran sonrió, sintiéndose libre, aunque sea por un momento, de hacer lo que quisiera, saliéndose con la suya como de costumbre. Tenía una expresión dulce pero a la vez astuta, como quien ha logrado robarse la luna y se dispone a comerla por pedazos.

De pronto se escucha una voz fuerte desde adentro de la posada, ronca, llamándolo con firmeza, lo cual hizo que de un golpe volviera a la realidad y se dispuso a volver a entrar con premura, caminando rápidamente con la gracia que lo caracteriza, como si bailara al caminar.

La persona que lo llamaba era el posadero, hombre de aspecto cansado, pasmoso, hasta aburrido, con un semblante áspero, pero con una apariencia común que pasa desapercibido fácilmente. Al entrar Blast, le da un libro de cubierta de cuero, que el joven solía tener siempre entre sus manos, “Casi lo olvidas” le dijo.

Antes que Blast se marchara, le encarga traer algunas cosas para la cena de la noche, para la cual el posadero esperaba muchos comensales, y finalmente le dice que un chico del pueblo lo había venido a buscar, pero este con una expresión muy seria, le dice que no tiene idea de lo que se trata.

Antes de que el posadero se de vuelta siquiera, ya el joven Bast va enérgicamente corriendo hacia la luz del alba, como quien tiene la prisa de encontrarse con su destino.

 

Al avanzar en el sendero, pudo ver que había dos niños esperando al lado del camino, jugaban con un antiguo itinolito, que estaba derrumbado al pie de la pequeña colina.

Este itinolito en su momento fue una “roca de guía” minuciosamente tallada, y de tamaño enorme, que podía servir como descanso para los viajeros, ya que al estar a un lado del camino es frecuente que quien viaja se pregunte al llegar a esta estructura, que camino viene recorriendo y por cual es correcto que siga adelante en su viaje.

Como los chicos lo estaban mirando, el astuto Bast, se toma su tiempo para llegar a la cima y sentarse junto al árbol del relámpago justo como solía hacerlo. Destilando importancia, subió lentamente la colina, como quien cuenta con toda la sabiduría del universo, y es dueño del tiempo.

En la cima de la colina estaba el famoso árbol del relámpago, llamado así por todos los habitantes de pueblo, sobre todo por los niños, el cual era un viejo tronco sin ramas, no muy alto, al que ya hace mucho tiempo se le había despegado la corteza, y por el efecto del inclemente sol, este tronco hueco se tornó de un color más bien claro, como el de un viejo hueso.

En la parte de arriba donde en sus mejores tiempos estaría la copa del árbol, estaba ennegrecido, por los efectos del fuego, chamuscada desde hace mucho tiempo ya. Finalmente luego de su acostumbrada parafernalia para llegar al árbol, Bast tocó el tronco hueco con la punta de sus dedos, en un gesto pensativo y enigmático, trazó la circunferencia del tronco, rodeándolo lentamente en el sentido de las agujas del reloj.

Supuestamente esta era la manera correcta de hacerlo, pero el joven también dio tres giros en sentido contrario, con un significado poco claro de destrucción, abstraído por profundos pensamientos y recuerdos, los cuales lamentablemente no podía compartir, pero que le asaltaban la memoria y le golpeaban el corazón.

El joven sabía que este modo de girar va en contra del orden y de la normalidad en este mundo, cuando lo hizo parecía que estuviera enrollando y desenrollando el destino, en un vaivén preciso que solo él comprendía por completo. Luego de esto el joven por fin se sentó y apoyo su espalda contra el árbol, y colocó su preciado libro suavemente en una piedra cercana, donde el sol brillaba sobre el y destacaba sus hermosas letras doradas de la portada, en la que se podía leer, Celum Tinture.

Blast se entretuvo por un momento lanzando piedras al arroyo cercano, tomándose un tiempo para despejar su mente contemplando el agua que bajaba por la pendiente de la colina que estaba justo frente al itinolito. Después de todo este armonioso ritual, Bast dejó que se acercara uno de los niños, al hablarle este le dijo un poco temeroso, que necesitaba una mentira, para cubrir una falta que había cometido.

el arbol del relampago

El hijo del panadero

El niño que se acerca es el hijo del panadero, quien luce bien vestido, un poco regordete y con una venda en la mano, al parecer, se había cortado la mano con un cuchillo en un accidente casero. Luego de explicarle a Bast lo sucedido, este le inventó una elaborada estratagema, tan solo para evitar que sus padres lo reprendieran por hacer lo que le dijeron que no hiciera.

Ya con el plan en su mente, el niño se fue satisfecho y dispuesto a llevarlo a cabo hasta el final, luego le tocaba pagarle a Bast, como previamente habían pactado, así que con el paupérrimo contenido en sus bolsillos y la promesa de entregarle dos panes dulces más tarde, dieron por cerrado el trato.

El peleador vengativo

Cuando se fue el hijo del panadero, le tocó el turno al otro niño que estaba esperando, cuando Bast lo vio acercarse, fue como si viera que se avecinara una tormenta, tenía los ojos iracundos, llenos de impotencia y de deseo de venganza, sentimientos muy fuertes para tener tan corta edad. El chico le dijo furioso, que había visto a su hermano besando a la niña que le gustaba, que se sentía traicionado, pues éste de manera sincera le confió sus sentimientos pero no le importó y se beso con su amor platónico.

Blast lo mira muy serio, le dice:

– ¿Qué es lo que quieres?

– Quiero vengarme pero no se como hacerlo.

Entonces de la manera más ingeniosa, Blast le revela un plan, que aunque pareciera inofensivo, le brinda la oportunidad al muchacho de sentir que se ha vengado de la falta de respeto de su hermano. Al principio el niño lo mira un poco renuente, ya que le parece que es muy poco para la falta “tan grave”, de la que ha sido víctima, pero luego de una breve explicación piensa que es suficiente para satisfacer su deseo de venganza.

Este idílico plan consistía en orinar en sus zapatos, para que el olor se impregnara en sus pies y apestara durante días, lo cual, por supuesto, causaría las burlas de sus compañeros y el automático rechazo de la damisela en cuestión.

A la hora de pagar, le dibujó a Bast un mapa, con la dirección donde estaba una colmena silvestre, cosa que le agradó mucho a nuestro joven amigo.

También le dio la dirección de donde uno de los vecinos del pueblo tenía su alambique, con lo cual quedó saldada completamente la deuda del pequeño. Este pequeño le dijo a Bast que un joven llamado Rike, quería verlo, ese era el mismo chico que le había ido a buscar a la posada, pero parecía que estaba negado a verlo. Le envió un mensaje de que no iba a hablar con el.

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Un escondite para el libro lejos del árbol del relámpago

Como no había más niños esperando para consultarle los problemas que pudieran tener, Bast se levantó a caminar sin rumbo, solo acompañado de sus pensamientos y sintiéndose con la libertad de hacer lo que quisiera, así que comió frutas y bebió del río.

Siguió en su larga caminata hasta llegar al acantilado, donde se preocupó por esconder su libro, dentro de un enorme árbol de espino, bajo una gruesa rama que por su forma encorvada era el recoveco perfecto para dejar su preciado tesoro. Luego de hacer esto, y sumido en sus pensamientos, siguió su camino, con la energía que le caracteriza, mirando y disfrutando del clima agradable, cálido pero no demasiado, fresco y tranquilo, no había llovido en mucho tiempo.

Decidiendo que hacer, se encaminó hacia el peñasco, cruzando campos de zarzas y otras tierras donde encontró unos pequeños juncos, a los cuales después de tallar, los convirtió en una linda flauta. Después de varios intentos, por fin salió de su pequeño instrumento, un sonido agradable y dulce, lo cual lo hizo sonreír.

Prosiguiendo con su larga caminata, la cual parecía no tener rumbo, pero si motivación, subió hasta la cima de una colina desde donde se divisaba un valle con mucho pasto, el cual era un lugar apartado y un poco oscuro, pero era la única opción para lograr que las ovejas pastaran.

Así que efectivamente, cuando se acercó un poco más, divisó a un grupo numeroso de ovejas, buscando comida ya que la falta de lluvia dificultaba encontrar un buen lugar. Entre las empinadas formaciones de montaña que rodeaban el valle, una mujer joven y hermosa, llevo su grupo de ovejas a pastar, como no necesitaba estar muy atenta con su rebaño, se sentó bajo la sombra a descansar.

Blast la notó inmediatamente, y se acercó a ella de manera lenta, utilizando su encanto e ingenio, cual si fuera una presa codiciada para el ávido cazador. La muchacha tenía una exuberante belleza, escuchó la tonada musical del joven Bast, pero no se inmutó, aparentemente quería hacerlo pensar que no le interesaba en lo absoluto, pero como suele suceder, era todo lo contrario.

Bast continuó en su intento de llamar la atención de la señorita, de la cual quedó prendado ya que era muy hermosa, desde lejos repasó el contorno de su figura y la forma como se movía con el viento su hermoso cabello.

Al caminar, Bast tropezó y eso terminó por captar la atención de la muchacha, quien observó atenta los pasos sigilosos que se dirigían hacia donde ella estaba. Debe ser muy difícil sonreír mientras se toca la flauta, pero de algún modo, nuestro habilidoso Bast logró hacerlo.

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El encuentro con Kostrel 

Después de un largo rato, Bast regresó al árbol del relámpago, donde no lo esperaba ningún niño con la intención de que los aconsejara a enfrentar sus luchas cotidianas, lo cual lo hizo respirar tranquilo como quien se dispone a descansar luego de una ardua faena. Hizo un círculo rápido alrededor del árbol, y se recostó, casi de inmediato se quedó dormido plácidamente.

Transcurrió casi una hora para que se despertara, pues se acercaba un visitante, se llamaba Kostrel y a Bast le agradaba que hubiera venido a verlo. Kostrel le dijo que sabía donde una bonita chica a la que Bast conocía solía ir para bañarse, pero le ofreció un trato, le dijo que compartiría esta información si Bast le respondía de forma directa y sincera, sin rodeos, tres preguntas que traía en mente.

Antes de cerrar la negociación, Bast le dice que está prohibido preguntar sobre su jefe debido a la confianza que este ha depositado en él, a lo que Kostrel responde que lo único que le importa es que le responda con la verdad y sin ambigüedades.

De manera muy inteligente siguieron en la negociación, en cierto modo, a Bast le agradaba la inteligencia y sagacidad del chico, ya que su curiosidad superaba por mucho a la de otros que conocía, era listo y quería saber de cosas de las que a Bast le gustaba pensar, hablar y algunas veces compartir. Finalmente cerraron el trato, y Bast se recostó para escuchar lo que el muchacho tenía en mente, a lo que el chico le respondió: “Quiero saber sobre los Fae”.

Los Fae

Cuando Kostrel pronunció estas palabras, Blast sintió como una ráfaga de aire frío le golpeaba el estómago, era como si sus entrañas se convirtieran de repente en un amasijo de hierro y su boca se secó en un segundo. Pero nuestro joven Bast, nuestro disimulador preferido, logró actuar con cautela, fingiendo pereza, letargo y hasta algo de fastidio, procedió a responder a las palabras de su amigo.

Kostrel le explicó, que le preguntaba a el porque no era del pueblo, el tiempo que lo había tratado se había dado cuenta que sabía muchas cosas, y que no era como los demás. Bast se apresuró a respirar, a pretender que “nada pasa”, le objetó que le preguntara de manera concreta, ya que tenía que marcharse pronto.

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¿Como lucen?

El chico le preguntó: “¿Cómo son?

A lo que Bast pensó rápidamente la manera de engañarlo un poco, para encontrar como responder su pregunta sin entrar en muchos detalles, así que le dijo, que su respuesta era demasiado extensa como para decirla, que hay muchas diferencias e incluso similitudes entre estos seres, tal cual como cuando se habla de las personas.

Bast le hablo a su interlocutor de lo imprecisa de su pregunta, y durante unos momentos divagó en sus respuesta, solo pensando el mejor modo de zafarse de la situación, así que comenzó su exposición de la mejor manera, y como siempre adueñándose de la conversación con la candidez que le era tan natural.

Así que le respondió con un aura de misterio, en cuanto a su pregunta de cómo son los Fae, Bast objetaba que el se refería a todo un mundo lleno de criaturas, seres totalmente diferentes en forma y esencia, algunos podrían clasificarse como animales, otros como individuos, otros como un conjunto de entidades mágicas.

Krostel estaba emocionado, sus semblante había cambiado, sus ojos parecían reflejar que su cerebro trabajaba a mil por hora, tenía mucha curiosidad, tantas preguntas que no sabía como expresar. Al muchacho le interesaba saber sobre seres de fantasía como los trolls, los dragones, si la gente hacía pócimas en calderos, en fin, quería enterarse de que es real o solo supersticiones.

En el pueblo se dicen muchas leyendas, sobre estos seres mágicos, algunos buenos, otros no tanto, todos con poderes diferentes, entre estos mitos relatados de boca en boca, están las aventuras de Kvothe, el maestro de Bast.

El chico le pregunta pensativo: ¿Pueden verse como tu y yo?. Bast asomó una sonrisa en su rostro, y le dijo, si justo como tu y como yo. A algunos nunca podrías sospechar su naturaleza solo con verlos, todos tienen habilidades diferentes, pero hay algunos que no deberías ni siquiera tener cerca, solo saben engañar y dañar a los demás, se comportan como demonios, se les parecen tanto que ya no se les diferencia.

¿De donde vienen?

Bast dudó un poco al principio pero luego le dijo, que esa era otra pregunta, ya la primera se daba por respondida. Prosiguió en su exposición sobre los seres Fae, contestando cada duda que tenía el muchacho, un tema interesante fue sobre si los Fae pueden mentir, Bast les dijo que algunos no pueden hacerlo, otros lo hacen solo cuando es necesario y otros todo el tiempo, ya que es su naturaleza.

El ingenioso Bast se sintió en confianza como para relatarse un secreto, le dijo que a los seres Fae no les gusta venir a este mundo, les parece rudo, si es de su interés llegar aquí, les gustan los lugares solitarios, rodeados de naturaleza, casi salvajes, por decirlo así. Muchos se sienten atraídos por los lugares secretos, oscuros, que aporten un poco de misterio, donde puedan tener contacto con lo puro, para poder dar forma a la verdadera esencia de las cosas, logrando la unión de los cuatro elementos, aire, fuego, tierra y agua.

Al ver que el pequeño Kostrel estaba boquiabierto con lo que le estaba diciendo, Bast quiso compartir otro sustancial secreto, a pesar de que los Fae podían tomar la apariencia humana casi perfecta, habían rasgos distintivos que los delataban un poco, si los miras con atención y suspicacia, como para poder notar por ejemplo diferencias en las orejas, el color de cabello y piel, también en la altura y fuerza. Los seres Fae tienen la habilidad de esconder sus atributos mágicos.

¿Qué tipo de magia pueden hacer?

Solo esa pregunta serviría para escribir un libro entero, argumentó Bast, a lo que el muchacho le replica, todos los que saben de algo quieren escribir un libro para probarlo, me parece que es más bien por presumir.

Bast lo pensó por un momento. Los Fae no lo llaman magia, es arte, maestría para hacer cierto tipo de cosas, en todo lo que suelen hacer existen dos maneras una es la glamoria, término al que se refieren cuando hacen que algo parezca lo que no es realmente, y la grammaria es el arte de hacer algo que algo se convierta en algo más.

Por ejemplo, el arte de la glamoria en una que otra medida, todos lo tienen, es lo que utilizan para cambiar su apariencia ante los ojos humanos, pero la grammaria, es un poco más difícil de hacer, ya que solo algunos logran dominar este arte.

En este momento de la conversación Bast se preocupó, ya que le estaba diciendo más cosas al niño de lo que hubiese imaginado, sus inquietudes habían llevado la conversación a un punto en que si seguía explicando cosas sobre la naturaleza de los Fae se podía delatar o peor aún, le haría romper una promesa de confianza, lo cual no iba a permitir que ocurriera.

En los pensamientos que daban vueltas en su mente, estuvo el de desahogarse decirle todo al chico y luego desaparecerlo, pero el muchacho le agradaba, tenía la astucia y la inteligencia con la que a Bast le gustaba lidiar, no era aburrido o de naturaleza simplona, más bien estaba ávido de saber.

Por un momento Bast sintió que sus sentimientos estaban en conflicto, lo cual era extraño en el, su vida siempre fue muy simple, sin complicaciones entre su deber y su deseo, cuando quería algo lo obtenía, querer y obtener, mirar y cazar, así que cuando sentía sed la saciaba, sin mucho alboroto.

Pero últimamente eso ha cambiado, ya era frecuente que sus deseos chocaran contra la pared de su deber, sintiendo dentro de sí mismo una contradicción que no le gustaba para nada, pues parecía que le tiraban de todos lados hasta casi quebrarse.

Kostrel había guardado silencio, pues se veía en el semblante de Bast que tenía pensamientos profundos, sus ojos mostraban como un espejo su conflicto interno, luego de un rato se atrevió a interrumpir.

Bast continuó con su explicación, sobre la grammaria, a manera de ejemplo dice que imagine como sería cambiar una cosa, para convertirla en algo más, es como moldear algo a conveniencia, no solo de apariencia. El chico no entendía mucho de lo que el joven Bast quería decir.

Para suavizar un poco la información que le daba al muchacho, Bast le dijo que sacara algo de sus bolsillos y al ver su humilde cuchillo, le dice, que si lo quiere cambiar por el de él, que es más grande, pero el chico replica, que es su cuchillo de la suerte y que su padre se lo dio, antes de morir.

Entonces para probar su punto Bast le dice, que ese objeto no aparenta ser un buen cuchillo, para ti es el mejor cuchillo, no en apariencia, sino que lo es en esencia.

Eso es lo que hace la grammaria, moldea las cosas para hacerlas mejores o más convenientes a los ojos de todos, no solo a los propios.

el arbol del relampago

A lo que el inteligente kostrel le dice; que si es esa la magia en la capa de las sombras de Kvothe, y a Bast no le queda más remedio que asentir, diciendo, que las sombras ocultan y protegen, justo lo que se necesita en una capa.

La conversación entre los dos amigos siguió entre muchos ejemplos para tratar de comprender de lo que se trata la glamoria y la grammaria, ya sea en el caso de una mujer, que es o solo parece hermosa, de cómo hay cosas que no necesitan solo un cambio de apariencia sino de naturaleza, pues así cambien por fuera en el fondo siguen siendo lo que son. Después de tanto hablar, se cerró el trato, ahora Kostrel debía pagar con lo prometido luego de haber recibido las respuestas a sus preguntas.

El muchacho se fue un poco molesto porque quería más respuestas, tenía un millón de preguntas por hacer, pero Bast ya estaba harto, quería saber donde se bañaba cierta señorita, pícaro como era, dio por terminada la conversación. De pronto, se percató de que el libro que había escondido, no estaba donde lo había dejado.

De repente recordó que lo había cambiado de lugar hacía ya unas horas, así que se fue corriendo a buscarlo, lo cual hizo que sudara producto del calor que hacía, al hacer este recorrido encontró un lugar excelente, que le gusto, era privado, acogedor, soleado y fresco, donde se sintió bien.

Se quito la camisa, metió la cabeza en el agua, a pesar de que estaba muy fría, escurrió su cabello, estaba empapado, ocupado en lavar su camisa en el agua limpia. Sacó una barra de jabón y lavo la camisa cuidadosamente una y otra vez, hasta que la consideró limpia del todo, luego la extendió sobre una piedra para que la secara el sol.

Luego se desvistió completamente para bañarse, entre los arbustos se escuchaban ruidos muy bajos, como de alguien que se esconde a observar, de repente se veían destellos de colores que no son comunes en los arbustos, tal vez eran pájaros, pero era seguro que el joven desnudo bañándose en el agua fría, no se había dado cuenta de nada de esto.

Ya estando limpio y con un delicioso aroma a limpio, Bast se dirigió a buscar su libro, pero entró en pánico al no encontrarlo, era el lugar exacto, lo recordaba perfecto, pero no estaba. En su lugar encontró una nota que estaba escrita con garabatos, la cual decía, “necesitamos hablar, Rike”.

El reino de los Fata

El mundo mágico de las criaturas Fae y otros subgrupos de criaturas salvajes, misteriosas y que tienen poderes místicos, es el reino de los Fata, donde puede experimentar una realidad que no obedece a las leyes físicas de nuestra tierra, donde los seres de fantasía se hacen reales y viven según sus deseos, pasando algunas veces por portales dimensionales hasta nuestro mundo si así les conviene o les apetece.

En este lugar, una de las cosas en que se diferencia de nuestro mundo, es que el sol no se mueve por el cielo, sino que la luz proviene de un punto fijo en el firmamento, como si el día fuera eterno, y el cual cambia de acuerdo al lugar desde donde se mire el firmamento.

Por ejemplo, la hermosa Felurian suele tener su lugar privado donde parece siempre estar en el tiempo del fresco atardecer, claro que también se se puede hacer un desplazamiento hasta la claridad cegadora y constante, con variaciones de intensidad de luz, según el nivel de tolerancia y el gusto de cada ser.

En el caso contrario, y e otra dirección, también se puede avanzar hacia la oscuridad, la que puede tornarse aterradoramente densa, tanto que se puede palpar, aunque no se crea, debido a su espesa sombra, los habitantes de las tierras de los Fata, pueden prácticamente tocar la penumbra y tomarla entre sus manos, algo que es común que hagan, realizándolo con facilidad.

Con respecto a la luna, esta se balancea entre el reino de los Fata y nuestro propio mundo, algo interesante y enigmático sucede cuando la luna está en su fase llena, se establece un puente entre los dos mundos, el cual los acerca, y le facilita a las criaturas mágicas entrar a nuestra realidad, y convivir con los seres humanos, para esto se valen de las miles de puertas que se encuentran dispersas por el mundo, las cuales conectan ambas dimensiones.

Pero para nosotros, los seres mortales, la fase de la luna que nos afecta más es la luna nueva, ya que se puede entrar al reino de los Fata, sin querer y sin darse cuenta, por eso se debe respetar un dicho que es famoso en ambos mundos, se trata de que una de las cosas a las cuales le debe temer un hombre sabio es definitivamente a una noche sin luna.

Los itinolitos son estas formaciones de piedra que juegan un papel primordial en el traspaso de seres de una realidad a otra, un salto entre ambos mundos se puede hacer con un solo paso a través de uno de estos portales mágicos, situados de manera estratégica alrededor del mundo, aunque no está totalmente claro como elegirlos o hacia donde exactamente te llevan.

Aves y Abejas

Ya había transcurrido la mañana y el jóven Bast, estaba preocupado por todo lo que debía y deseaba hacer, lo que a pesar de ser dos cosas muy diferentes, tenían relación en gran medida, la tarde transcurre entre aves y abejas.

 Sin poder librarse de la preocupación de encontrar a Rike, y peor aún, sin una idea clara de donde podía estar, Bast regresó al árbol del relámpago, tratando de poner en orden sus pensamientos.

 

La hija del Alcalde

Al llegar y sentarse en el lugar de siempre, llegó una pequeña a hablarle, era un poco menor que los otros niños que siempre venía a consultarle sus asuntos, estaba vestida de manera fina y con un perfume muy caro, su cabello lucía perfectamente peinado y con muchas cintas colocadas todas en su lugar y con mucho cuidado.

A pesar de que esta pequeña nunca había ido al árbol del relámpago, Bast la conocía, era la hija del Alcalde del pueblo, y por lo tanto el trato con la niña debía ser astuto, o tendría problemas con el alcalde.

Al llegar a la cima, miró a Bast, y no obstante de estar inquieta, casi asustada, se mostró desafiante, solicitando la ayuda del joven. Cuando se le solicitó decir las reglas para obtener ayuda para su asunto, la niña las dijo casi sin titubear.

  1. Nadie más alto que la piedra
  2. Al árbol negro, ven sólo
  3. y …

Bast la detuvo antes que pudiera completar la frase, y le dijo que mientras la decía tocara el árbol con sus dedos, lo cual intimidó un poco a la pequeña, pero igualmente lo hizo.

  1. Y no contarle a ningún adulto lo que se ha dicho, no sea que el relámpago te mate

Ya completado el ritual de inicio, Bast le dijo, que ahora el guardaría sus secretos y ella los suyos, y que estaba dispuesto a ayudarla a resolver algún problema o a responder sus preguntas.

Se le quedó mirando directo para saber lo que quería, a lo que ella saco un pequeño gatito de su bolso, era blanco, y muy lindo, le dijo que quería saber si era mágico. El lo tomó en sus manos y le dijo que sí, que efectivamente era un gato mágico.

Ella le hizo otra pregunta, esta vez quiso saber, si era niño o niña para colocarle el nombre correcto. Luego comenzó a contarle que quería quedarse con el diminuto animal, pero su padre no estaba de acuerdo, así que necesitaba un plan para poder hacerlo. Le dijo que lo había intentado todo, desde llorar, patalear, rogar, en fin, todo a su alcance, pero a su padre nada parecía hacerlo ceder.

Bast comenzó a relatarle paso a paso su plan, primero le dijo que se abasteciera de comida, y que la guardara en un lugar donde nadie la encontrara, luego debía ponerse muy triste, sin pelear ni patalear, solo triste. Luego seguía un paso difícil, “debes quedarte sin probar bocado”, come de la comida que escondiste, sin que te vean, pero en la mesa, no pruebes bocado.

Poco a poco, se irán preocupando más y más, pero debes continuar sin comer y triste, te van a tentar con tu comida preferida, o intentaran obligarte, no debes ceder, solo llora en silencio, y cuando tu padre te pregunte que te sucede, le dices, que como no tienes tu pequeña gatita, ya no quieres vivir. Tu padre se sentirá tan culpable que te dejará quedarte con ella sin problemas.

Cuando llegó el momento de pagar, Bast le dijo, son dos respuestas y un plan para conservar tu gatita, así que debes pagarme ahora, en secretos…

La niña le dijo donde guardaba su papá la llave de la caja fuerte, y lo que hacía en secreto su madre cuando su padre no estaba, pero ya no tenía más cosas para contar, así que Bast le ofreció un trato, le dijo que necesitaba que hiciera cosas para él, le encomendó que le trajera flores, margaritas de talle largo y otras flores coloridas, vistosas, románticas, atadas con un elegante lazo.

Rike llega al árbol del relámpago

Luego de despedir a la pequeña hija del alcalde, Bast observó que ya no había niños esperando por él, pero de pronto, escuchó un silbido, a lo lejos vio moverse una figura entre las sombras, era Rike. Este muchacho era un poco mayor que los otros niños, tenía tal vez mas de doce años, era alto y muy delgado, de piel tostada por el sol, ropa muy gastada y muy sucia, el mal olor que despedía te hacía pensar en cuantos días tendría sin tener una jornada de aseo personal.

Bast lo saludo como a los otros pero su tono era diferente, no estaba contento de verlo, de hecho ni siquiera quería tratar con el. Al mirarlo, Rike tenía amargura en su voz y en su mirada, le dio el libro a Bast, y se disculpó, diciendo que no había querido robarlo, solo quería una oportunidad de hablarle, a lo que Bast le replicó, “Tu rompiste las reglas”.

Rike estuvo un rato largo rogando por que lo atendiera, diciendo lo miserable que era su vida, que necesitaba ayuda porque era un asunto de vida o muerte, en fin… Blast estaba renuente, le dijo que el había roto las reglas y que además, era más alto que la piedra, muy grande para tratar con él. El niño se puso histérico, no quería irse, se le veía en sus ojos y su cara tenía la determinación de quien no se rendirá jamás.

Al verlo llorar y temblar en una mezcla de rabia y miedo, Bast decidió escucharlo. El niño tomo aire y con una voz que expresaba amargura y cansancio, le dijo “Quiero que te deshagas de mi papá”.

Rike prosiguió con su triste relato, le dijo que su papá era un ebrio despreciable, que los hacía pasar hambre y todo el dinero que ganaba era para comprar licor, y mantener así el vicio que lo hacía convertirse en un monstruo, que los golpeaba sin piedad.

Blast lo miraba en silencio, y el niño en un trance de sinceridad, expresando que no tenía a quien decirle estas cosas tan privadas como dolorosas, que le hacían sentir vergüenza y deseos de que todo acabara de la manera que sea, Rike le cuenta con una seguridad impresionante “Lo haría yo mismo”.

Pero (se notaba que había reflexionado mucho sobre esto), le dijo que no podía hacerlo, porque no era correcto, que un hijo acabara con su padre, que después de hacer algo como eso no podría mirar a su madre a los ojos, pero que debía hacer algo, porque temía por la vida de su mamá, su hermanito y la propia.

 

Bast trató de calmarlo, fueron al río y se lavó la cara, respiró, y continuó con su pedido, en sus ojos se veía que estaba harto de la situación y que haría lo que fuera por terminar con esa vida de miseria y golpes. Era el turno de la respuesta de Bast, quien había permanecido impávido escuchando cada palabra que el chico tenía para decir.

 – Exactamente que es lo que quieres, quieres que se muera o quieres que se vaya?

Ante esta pregunta Rike defiende su posición diciendo, que ya el se ha ido en el pasado, y que después de un tiempo, siempre vuelve, y la incertidumbre de que pueda volver los enloquecería por completo.

– Lo que quiero es que no vuelva más, que se vaya y se vaya pronto.

Bast se quedó pensativo un momento, y le dijo, yo lo puedo hacer, es a lo que me dedico, te ayudaré. Pero te costará mucho, le dijo Bast con voz sombría, piensa en cuanto quieres esto, y ese será su precio, así que piénsalo bien, a lo que Rike asintió con la cabeza y el trato quedó cerrado.

El joven Bast le ordenó traer una piedra de río con un agujero, tienes que encontrarla tu mismo, eso es importante y tiene que estar seca, en la orilla. Rike se fue corriendo muy rápido a buscar la piedra y Bast volvió al árbol del relámpago con su libro y en su cabeza ordenaba sus pensamientos, ya que tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo.

Bast se sentó en el árbol del relámpago, y como no había niños esperando turno, dejó pasar el tiempo, se puso a hojear el libro, mirando las ilustraciones.

Luego, el hijo del panadero volvió con el pago pendiente, dos ricos y olorosos panes dulces para Bast, quien se comió uno y el otro lo reservó para después. También regresó la hija del alcalde, con las flores prometidas, las cuales Bast acomodó cuidadosamente, con un nuevo plan en mente, como siempre, quería tomarse un momento para si mismo y satisfacer sus propias necesidades.

Flores en el agua

Caminó por el sendero, hasta el sitio que Kostrel le había descrito, era un lugar inteligentemente escondido que servía como un romántico baño privado, un lugar donde una hermosa chica, una de las más bonitas del pueblo, llamada Amberlee, solía tomar largos baños luego de la hora del almuerzo. La esperó durante mucho rato, y cuando finalmente llegó, comenzó a desvestirse lentamente, sintiéndose muy cómoda, poco a poco se va metiendo en el agua.

Bast soltó las flores en el agua, les añadió un poco de magia, con un soplo de su aliento, cambiaron de color, se veían hermosas, y fueron una a una llegando hasta el lugar donde la muchacha se bañaba, haciéndole un círculo alrededor, lo cual fue encantadoramente seductor.

El joven Bast se subió a un árbol para poder poner las flores en el agua, y desde su escondite podía ver completamente la maravillosa silueta de la hermosa mujer, pero en un descuido, resbaló y se cayó, lo cual llamó la atención de la muchacha que se le acercó, entre risas y coqueteo, el objetivo de su plan estaba por cumplirse.

La destilería de Martín

Un buen rato después de su encuentro con la bella Amberlee,  Bast comenzó el largo camino de vuelta al árbol de los relámpagos, pero antes decidió pasar dando un rodeo a las colinas del norte del pueblo, el cual era un camino muy solitario, ya que las tierras de esa zona eran totalmente rocosas, inservibles para la siembra, y muy caprichosas para realizar las labores de pastoreo.

Bast tenía en mente las indicaciones que le había dado un niño en pago por su ayuda, pero aún así, le costó encontrar la destilería del loco Martin.  Tuvo que pasar por entre las zarzas, árboles caídos y piedras desprendidas, escondida en el fondo de una pequeña cueva, En medio de un valle lleno de maleza, encontró lo que con afán buscaba.

Lo que encontró no era como lo había imaginado, nada de alambres retorcidos y ollas viejas e inservibles, no se trataba de eso para nada, Bast vio con admiración que aquel artilugio era más bien una obra de arte.

Entre un armazón de tubos de cobre, se encontraban los grandes barriles, alineados a la perfección, también podía verse una estructura, que era como una gran tetera, hecha enteramente de cobre, de tamaño considerable, descansaba sobre un fogón para hacer mezclas en caliente.

Otra cosa que llamaba la atención era un canal de madera, el cual recorría todo el techo hasta afuera, y tenía el propósito de recolectar el agua de lluvia para utilizarla cuando se inicia el proceso de destilación.

Al contemplar todo aquello, de repente se acordó que en su libro hay ilustraciones sobre la destilación de licor, y quiso consultarlo, pero lo había dejado en el árbol del relámpago.

Así que invirtió su tiempo en investigar por su cuenta, revolvió todo, encontró botellas de diferentes tamaños, sin etiquetas, algunas llenas, otras vacías, las destapó para olerlas, y como podemos imaginar, se atrevió a dar un cauteloso sorbo a una de las botellas…

El semblante de Bast cambió en seguida, no se esperaba un sabor tan refinado, era dulce, con un gusto como a manzana, con restos de otros sabores, los cuales estaba tratando de identificar, y para ello debía, por supuesto seguir probando.

Bast siguió tomando tragos, que cada vez le parecían más deliciosos, suaves, dulces, y le causaba mucha sorpresa que el viejo Martin, tan loco como estaba hiciera un licor tan estupendamente bueno.

Entretenido como estaba, Bast pasó más de una hora antes de regresar al árbol del relámpago, se tranquilizó al ver que Rike no había vuelto, y que no había más niños esperando, así que se apresuró a buscar su Celum tinture, ubicando directamente el capítulo sobre la destilación.

Estuvo leyendo por bastante tiempo, recordando la estructura del alambique y haciendo la relación con lo que decía el libro. Cerró el libro y suspiró, observó las nubes por un momento y su intuición le dijo que no dejara el libro solo de nuevo, podía pasarle algo y le daba escalofrío de solo pensar en eso, así que se lo llevó de vuelta a la posada.

El joven Bast trató de entrar con el mayor sigilo posible a la posada, pisando con mucho cuidado guardó el libro en un armario cerca de la entrada y siguió su camino, a hurtadillas para volver a irse cuando, el posadero lo sorprendió y le preguntó por la encomienda que le había hecho, la cual por su puesto no había realizado.

El posadero se le acercó y le preguntó directamente si había traído las zanahorias que necesitaba, y al estar más cerca del muchacho percibió el olor a licor, a lo que le interrogó con voz áspera, ¿Estás ebrio?, lo cual ofendió a Bast.

El posadero al ver que se sentía agraviado, le pregunta de nuevo, ¿Has estado bebiendo?

A lo que el chico, de lo más elocuente, le responde, que ha estado haciendo una investigación, y con emoción le cuenta a Reshi de su emocionante hayazgo, sobre la destilería del loco Martin.

El posadero se muestra impavido, mostrando que no tenía ningún interés en lo que Bast le contaba, le dice que el viejo Martin no está loco, que solo tiene algunos traumas de cuando era soldado.

Pero Bast está totalmente convencido de lo contrario, ya que ha tenido algunos altercados con el viejo Martin, que no han sido del todo agradables, y que a su parecer, le hacían pensar que este hombre estaba totalmente chiflado, el cree conocer la locura, y afirma que la cabeza del viejo no se «asienta» como la de las personas normales, el posadero le afirma con la cabeza.

Bast se confunde un poco, y pierde el hilo de lo que están hablando, le toca al posadero recordarle que estaba contándole lo que había descubierto con su investigación.

El chico se dispuso a contarle un elaborado plan al posadero, el cual involucraba por supuesto al delicioso licor del viejo Martin.

Inicialmente Bast le recuerda convenientemente al posadero que el viejo Martin no tiene dinero para pagarle, una deuda contraída desde hace mucho tiempo ya, también le dice que su despensa tiene una abundante provisión de cebada, y que como el tiene una estupenda destilería, podrían llegar a un acuerdo que les dejara algún beneficio.

Casi de inmediato, Reshi le dice que no, pues el licor de alambique no es del todo saludable de beber, por decirlo de alguna manera, ni siquiera se puede estar seguro de lo que contiene eso. A lo que el astuto Bast le responde con seguridad los componentes y el proceso del que se ha derivado tan gustoso elixir.

El posadero le toma por sorpresa que el chico estuvo leyendo el libro que le había dando hace tiempo ya, a lo que Bast con aires de triunfo le dice de la manera más orgullosa posible, que el ha estado mejorando su educación, y con eso en mente ha probado un poco de vino, lo cual contribuyó de manera significativa a su investigación.

Bast sigue insistiendo, en que es un trato que los beneficiaría a ambos, y el posadero, después de pensarlo un poco, le dice que lo ha convencido, y el hecho de que hubiese completado una lección de su libro, era motivo suficiente para celebrar.

Reshi enviará un mensajero a la casa de Martin  para que venga a cerrar el negocio.

Por un momento la alegría de Bast se desvaneció un poco, ya que como no se llevaba bien con el viejo, no quería que estuviera rondando la posada, pero Reshi le dice que el ha estado calmado los últimos días y que nada pasará.

Vuelve Rike al árbol del relámpago

Rike llegó corriendo hasta el sendero angosto, y abordó a Bast antes de que llegara al árbol del relámpago, le dijo triunfante, que había encontrado la piedra de río que le había dicho que necesitaba para poner en marcha el plan para ayudarlo.

Le dio la peculiar piedra al joven Bast, quien al tenerla en la mano sintió que era perfecta, plana y suave al tacto, redonda y un poco más grande que una moneda.

A Bast le tomó un tiempo recordar, pero le dijo que ahora necesitaba una aguja, pero no cualquiera, sino una aguja que una mujer le prestara, no robada, y que provenga de una casa donde habiten muchas mujeres, preferiblemente sin hombres cerca.

Rike estaba un poco extrañado de la petición, pero igualmente comenzó a pensar de donde sacaría la mencionada aguja, recordó de pronto a una anciana que vivía alejada del pueblo, a una hora y media de camino, y se encaminó hacia allá.

Bast tenía la intención de llegar hasta el árbol del relámpago, pero al acercarse un poco, vio un montón de niños esperando, así que después de pensarlo un momento, decidió no ir hasta allá, ya que eran muchas las cosas que tenía pendiente por hacer.

La madre de Rike

Al llegar a la casa donde vivía la familia Williams, Bast pudo notar que desde hacía mucho tiempo, no se sembraba nada en esas tierras, todo lucía muy seco, habían crecido zarzas silvestres, la mala yerba se podía ver en los alrededores, incluso el techo del granero tenía un gran agujero.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, la casa de Rike era pequeña pero acogedora, se veía que estaba limpia, con cortinas amarillas que ondeaban hacia afuera, y macetas con flores que le daban un aspecto agradable y muy vistoso.

Al lado de la casa tenían un pequeño jardín, muy bien cuidado, con muchas flores y vegetales frescos, entre los cuales vio unas apetitosas zanahorias, las cuales captaron la atención de Bast de inmediato, también notó colmenas para obtener miel de abejas.

Al llegar a la casa los perros de la granja le salieron al paso, grandes pero muy juguetones, con sus ladridos anunciaron la presencia de una visita, inusual por decir lo menos.

La madre de Rike le abrió la puerta, estaba un poco despeinada, se mostraba cansada, con un pequeño bebe en brazos, y una niña que se escondía detrás de su falda, pero de manera muy amable invitó a pasar a Bast, lo atendió con curiosidad, con educación le preguntó que se le ofrecía.

El muchacho le dijo que quería hablar con el marido, el padre de Rike, pero ella le dice que no está, que anda de cacería y que no lo espera pronto, le dijo la mujer mientras dejaba al bebe dormido en su cuna.

Bast le dice que estaba buscando trabajo, porque en la posada no había mucho que hacer. Esto tomó por sorpresa a la mujer, le dijo que su marido no necesitaba ayuda en lo que hacía, y que lamentablemente no tenían para pagarle.

Pero el joven Bast no era de los que se daba por vencido fácilmente, le pregunto si ella no necesitaba ayuda en sus labores, y con un derroche de encanto y una sonrisa de ensueño se ofreció a cortar la leña, puede pagarme con zanahorias, le dijo de manera seductora, lo que en el era natural al hablar con una mujer.

Bajo el sol de la tarde comenzó Bast su trabajo de cortar madera, después de un rato, estaba bastante sudado por lo que se quitó la camisa y dejo ver sus músculos torneados, su cuerpo esbelto, elegante y agraciado se movía lentamente y con un golpe certero cortaba madera a la perfección.

Nettie salió de la casa con las zanahorias prometidas y un vaso de agua refrescante, Bast tomó un poco y lo demás lo vertió sobre su cabeza mojando su cabello, moviendo la cabeza en una deleitable visión vespertina.

Luego de terminar este trabajo, Bast le vuelve a insistir en hacer más cosas para ella, pareciera que no piensa en irse tan pronto, así que le dice que es bueno trabajando con las colmenas, que sabe como tratar a las abejas, ya que estos pequeños animales eran como las personas, solo necesitaban que las trataran bien, cuando se sienten a salvo te brindan toda su dulzura, le dijo el inteligente chico haciendo gala de una entretenida alegoría.

Parece que eso era lo que en ese momento quería oír la madre de Rike, ya que por un momento sintió que al mirar los azules y encantadores ojos de Bast su corazón se derretía como la dulce miel.

Otra ronda de preguntas en el árbol del relámpago

Para el momento en que Bast regresó al árbol del relámpago ya se comenzaba a notar que el sol se movía hacia el poniente, cansado y con el cabello sucio, hacía el esfuerzo por que no se notara que estaba cojeando, se sentó junto al árbol, en su lugar habitual.

No había terminado de sentarse cuando corriendo llegaron dos chicos, uno grande como de diez años llamado Wilk y su hermanita llamada Pam, la cual parecía tener la mitad de su edad pero con una agilidad mental y capacidad de respuesta que asombraba a muchos.

Los chicos notaron que Bast tenía un hilo de sangre en la mano, al interrogarlo sobre esto, les dijo despreocupado, que había sido atacado por un osos mientras se vendaba la mano con cuidado.

Wilk se dirigió a Bast diciendo que necesitaba una adivinanza, difícil, pero no imposible de resolver, a lo que este le dijo que si le pagaba con un favor, harían el trato.

En todo el tiempo que estuvieron hablando, la pequeña decía que Bast olía como su abuelo, cuando buscaba su botella de «medicina»…

Bast le dijo la adivinanza a Wilk: «Dime algo que no haya sido visto antes y que nunca será visto de nuevo«.

El chico se emocionó al escucharla, la consideró muy buena, pero al pedir la respuesta, Bast le dice que por la adivinanza es un favor y que por la respuesta a la misma le tocaba pagar más, a lo que el niño mostrando un muy visible ataque de rabia, se alejo del árbol del relámpago, dejando a su hermanita quien decide seguir hablando con Bast.

Ella le dijo con cierta malicia que como sus pantalones estaban medio rotos, y su camisa sucia, su madre lo regañaría, a lo que Bast le replica que es un adulto, que puede hacer lo que el quiera. Entre tanto llegó de nuevo Wilk, un poco más calmado, le dijo que aceptaba el trato.

Muy bien, dijo Bast, trae un poco de agua en esta botella, pero que sea agarrada desde el aire, cuando cae desde arriba en forma natural, el niño lo miró con preocupación ya que no había llovido durante días, pero la chica lista le dice que no hay problema, que la tomaran de la cascada cercana.

También les dijo que les intercambiaría veintiún bellotas  por un pedazo de panal que tenía, a lo que los niños corrieron emocionados.

Después de esto, Bast se dirigió a su lugar habitual para bañarse, quería quitarse el olor a whisky, lavar su cabello y la miel que tenía por todo el cuerpo, también lavo su ropa y la puso a secar en una piedra grande que estaba caliente por haber recibido la luz directa del sol durante toda la tarde.

Regresó al árbol del relámpago y se durmió placidamente, casi de inmediato.

Lecciones

Horas más tarde, ya con las sombras de la noche comenzando a cubrir todo a su paso, Bast despertó.

Se sentó un poco confundido por todo lo que había dormido, sintió un poco de hambre, así que como no habían vuelto Wilk y su hermanita, se comió el trozo de panal que tenía en el bolsillo, relamió sus maltratados dedos, y se apresuró a volver.

Pero antes que comenzara su viaje de regreso a la posada, divisó en el ya oscuro cielo dos halcones que jugueteaban cerca y escuchó un silbido, conocido por él, sabía que se trataba de Rike, así que estiró su cuerpo lo más que pudo, y corrió hacia abajo por la ladera.

Bajo la tenue luz del lugar, su carrera se veía algo extraña, su cuerpo estaba demasiado encorvado para un ser humano, sus piernas daban pequeños saltos como si se tratara de una cabra que corre colina abajo, pero como ya sabemos, no era una cabra sino nuestro misterioso amigo Bast.

Llegó rápidamente donde Rike, y le pregunto si había encontrado lo que se necesitaba para completar el trato, a lo que este de manera triunfante le dijo que sí.

Ambos caminaron hasta el itinolito, Bast se aseguró que nadie estuviera mirando, y se dispuso a hacer un encantamiento, un hechizo para alejar al padre de Rike, para siempre.

Primero le pidió la piedra, y procedió a explicar en lo que consiste un hechizo, le dijo que solo funcionará con una persona y que necesitaba que se pinchara con la aguja, con una gota de sangre suya y una de la sangre de Bast, haría funcionar la magia y obtendrían los resultados esperados.

Pero Rike no estuvo de acuerdo, le preocupaba mucho que el resultado de este encantamiento fuese pasajero, que su padre volviera, una y otra vez, más borracho, más furioso, más violento, haciéndo que su madre y sus hermanos corrieran más peligro que nunca.

Pero Bast lo trata de tranquilizar, le dice muchas veces que funcionará, que no se preocupe, pero el chico solo piensa en su madre, así que le dice a Bast, que quiere que el amuleto que van a hacer lo tenga ella, para que su padre nunca más regrese a donde este su familia, y que por muy triste que le parezca, sea capaz de alejarlo también a el en caso de que se vuelva como su padre.

Bast lo abraza, lo calma, le promete que el amuleto funcionará y le convence de que es un buen chico, que no necesitará alejarse de su familia, pero ante la insistencia de Rike, le dice que le entregue el amuleto a su madre, que la protegerá y a sus pequeños hermanos de la misma manera que a él.

Al final pudo convencer al chico, quién se desahogó y entre lágrimas tuvo la certeza que esa piedra de río lo ayudaría a alejar a su iracundo padre, Bast había tarareado una canción dulce, como las que entonaba cuando se trataba de calmar a un animal salvaje, suave pero sin hacerle daño, como las abejas del panal de la casa de los Williams.

Las dudas de Rike hicieron pensar mucho a Bast acerca de su propia naturaleza, el joven fácilmente podía manipular ciertas cosas a su antojo, hacer pensar a los demás lo que él quería, para convencerlos de una realidad trabajada y amoldada a su antojo y conveniencia, pero lo de Rike, era algo más.

Bast siguió con sus pensamientos reflexivos, tratando de entender como pueden los seres humanos, sufrir a tal punto de envenenarse con sus propios miedos, cubiertos de la cómoda ignorancia que los hace ilusos, y ciegos hasta cierto punto.

Logró convencer a un chico amargado, con un problema familiar enorme y complejo, que la solución a todos sus males estaría en un amuleto hecho con una piedra que el mismo había conseguido en el río, más temprano aquella misma tarde.

Bast le dijo al muchacho, que para lograr que la magia funcionara, debe decirle a la madre todos los días, varias veces al día, que si conserva el amuleto con ella todo el tiempo, su padre no regresaría jamás.

Aclarado todo esto, procedieron a ponerle las gotas de sangre necesarias a la piedra, primero la del dedo regordete de Rike y luego la del propio Bast, la cual salió espesa, lenta y por un segundo se mantuvo en el aire, antes de caer al itinolito cruzando el agujero en la piedra.

Luego tenía que subir a la colina más alta que encontrara y frotar la piedra con la cera que Bast había estado masticando durante algún tiempo, este encantamiento debía funcionar si tenía todas estas cosas tan extrañas como comunes. Satisfecho con la explicación, corrió a la colina más cercana, dejando a Bast solo al pie de la colina del árbol del relámpago dispuesto para regresar por fin a casa, luego de un largo día de tratos, consejos, mujeres y un poco de licor dulce.

Camino a la posada

Pronto llegó Bast a la posada de Roca de Guía, sin idea alguna de donde están las zanahorias que había conseguido, trato de entrar de manera muy sigilosa, al igual como había salido esta mañana, pero apenas estuvo dentro, sintió el olor de la comida y la cerveza, la cena ya estaba en proceso y podía escuchar a los mismos visitantes de siempre, comiendo y conversando sobre los chismes del día.

Cenando estaban el viejo Cob y Grahan el aprendiz de herrero, también Jake y Shep, quienes estaban devorando la cena como si fuera la última de sus comidas, se les sirvió otra ronda de estofado y cerveza, cuando Bast entró ayudo a Reshi a atender a los comensales.

De pronto el viejo Cob dice ¿Adivinen de que me enteré hoy? Tenía una expresión relajada y triunfante en su rostro, mientras sonreía.

A lo que Jake le responde, que había escuchado algo sobre Jessom Williams, supuestamente se fué a colocar sus trampas y lo atacó un puma, el cual lo hizo huir hasta caer por el acantilado.

El viejo Cob replico de inmediato, que Williams había caído por el acantilado pero no lo había atacado ningún puma. El viejo prosigue con su teoría sobre lo ocurrido, según él, Williams estaba tan ebrio que caminó dando tumbos y totalmente desorientado, hasta que se cayó por el acantilado.

Entonces Graham intervino y les contó que el había escuchado que unos niños mientras jugaban vieron el cuerpo de Williams tendido en el suelo, ni siquiera se movía, ellos pensaron que estaba muerto pero solo estaba borracho y con un feo golpe en la cabeza.

A lo que el aprendiz de herrero se animó a intervenir, y su aporte para la conversación fue que cuando estaba trabajando como acostumbra, entro el viejo Martin, furioso, gritando y diciendo toda clase de obscenidades, iracundo, como si fuera un toro rabioso fuera de control.

El viejo había ido a buscar al herrero para lograr reparar una caldera grande, la cual utiliza en su alambique, les dijo que alguien había entrado y además de robar su bebida, destrozó el lugar, dejando todo inservible.

Entonces los alegres y ebrios amigos llegaron a la conclusión, de que en medio de su borrachera, Jessom Williams, destrozó el alambique, se robo las botellas y en su estrepitosa huída, cayó por el acantilado. Esto provocó la ira irracional del viejo Martin quien ahora seguramente, lo buscará para matarlo y así saldar las cuentas.

También se emitieron muchos juicios sobre el viejo Martin, hasta donde llegaba su locura, y si era capaz de matar a un hombre, a lo que todos concordaron que lo creerían cuando lo vieran, porque aparte de extraño, el viejo no parecía mala persona, hasta Reshi dio su opinión, diciendo que estaba un poco trastornado, por aquello de sufrir de traumas de cuando estuvo de servicio en el ejército, lo cual lo había enloquecido y no podía controlar su ira la mayoría de las veces.

El viejo Cob disponiendo de toda la determinación que le daba la experiencia en estos casos, desidió irse de la posada para buscar a Williams, y advertirle de su funesto destino si  se quedaba en el pueblo, ya que el loco Martin lo buscaba para matarlo, según él le aconsejará que se vaya lejos por un tiempo, hasta que se calmen un poco las cosas, pero los otros presentes le dicen que es poco probable que al iracundo anciano se le olvide esta afrenta.

En ese momento se oyeron los pasos de alguien que llegaba, era Carter, quien traía noticias relacionadas con el inusual evento que había roto la aburrida rutina de los habitantes de este peculiar pueblo, para la tranquilidad de todos, les dijo que había llevado a Jessom a un pueblo cercano, llamado Baden.

A Carter le extrañó un poco que todos estuvieran tan exaltados, recriminando que hubiese llegado tan tarde a la posada, pero al final entendió que solo estaban preocupados porque una tragedia podía desatarse, tal vez el propio Carter le había salvado la vida a torpe de Williams, alejándolo del pueblo.

Este hombre explicó que Jesson le pagó para llevarlo hasta el Salón del Rey, y luego a Baden, describió que el hombre estaba horrorosamente sucio, tenía un olor nauseabundo, muchas heridas visibles entre raspones y golpes, parecía que lo habían atacado los demonios durante la noche. Estaba como aturdido, ni siquiera quizo pasar por su casa a cambiarse o despedirse de su familia.

Los amigos entre cervezas y predicciones decían que la intensión de Williams es la de incorporarse al batallón de soldados de el Rey, con lo cual no lo vamos a ver en un buen tiempo. No hay peligro por su familia ya que el viejo Martin no les hará daño, su problema es solo con Jesson.

El ya cansado Cob les dijo que el viejo Martin siempre tenía un motivo para enloquecer, como cuando golpeó al calderero, lo hizo porque molestaba a la joven Jenna, tratándola de manera inapropiada, y cuando agredió al sacerdote que solía estar aquí en el pueblo, de ese hombre también se escucharon muchas cosas, desagradables por demás.

De pronto, el aprendiz de herrero pregunta con candidez, ¿y si Jessom vuelve?

La pregunta quedó en el aire, por un momento, pensaron en esa posibilidad, ya que en el pasado, muchos se consideraron «valientes» como para decidir ingresar al ejército del rey mientras le duraba la borrachera, pero en cuanto les llegaba la sobriedad huían despavoridos para volver a su casa y su vida habitual, para lo que no se necesitaba tanta valentía.

Hace apenas un mes pasaron por el pueblo, un pelotón de soldados al servicio del Rey, los cuales colgaron un edicto donde se ofrecía recompensa por entregar desertores, lo cual les daba a pensar que eran muchos los que se arrepentían de ser soldados.

Al escuchar todo esto, Bast dice «Williams no va a volver«, al escuchar estas palabras, todos se quedan perplejos, ya que el muchacho le imprimió una seguridad alarmante a sus palabras, como si supiera algo que los demás ignoraran, al joven le incomodó un poco ser el centro de atención, y echando mano de toda la gracia y encanto que le caracteriza, les dice, entre risas, ¿Acaso ustedes volverían si los persigue el viejo Martin?.

A lo que todos los presentes asintieron con la cabeza, dando por terminado el tema, ya que sabían que al viejo nunca se le olvidaría lo sucedido a su querido alambique.

Finalizó el día

Cuando todos los clientes ya se habían ido, finalmente se sintió un poco de quietud en la posada, el día estaba por terminar, Reshi y Bast se sentaron en la cocina, muy dispuestos a disfrutar de su cena, la cual consistía en terminar por completo todo lo que se había hecho durante el día, lo que para los dos, el maestro y el aprendiz, era todo un delicioso festín.

Reshi le pregunta a Bast, lo que ha hecho durante todo el día, con un genuino interés por las actividades diarias del muchacho, ya que se fue desde el amanecer y llegó ya muy tarde, hasta se perdió el inicio de la cena.

A lo que Bast con una enorme sonrisa, le responde orgulloso, que encontró el lugar donde se baña Amberlee, la muchacha más linda de todas las chicas del pueblo, la emoción que mostraba el joven al hablarle de estas cosas, contrastaba con la falta de interés de Reshi, quien ni siquiera sabía de cual de las jóvenes del pueblo le hablaba.

A Bast le emocionaba tanto el recordar a la muchacha que con una enorme sonrisa en el rostro, la que ponía una expresión maliciosa, casi malévola en su semblante, solo podía repetir para Reshi y para si mismo, !Es preciosa!.

Ante la insistencia de Bast sobre el tema, Reshi le dice con un tono que denotaba autoridad, que le parece mejor si le señala quien es la señorita en cuestión cuando ella se encuentre vestida, que para él con eso sería suficiente.

Bast se mostró un poco desilusionado con el comentario de su amigo, y con un suspiro de resignación le dice que debería salir más de la posada, que le haría mucho bien el hacerlo.

Luego, hubo un rato de silencio, incomodo para Bast, pero para el cansado y algo lúgubre posadero era necesario y hasta agradable.

Pero Bast con un afán de entablar conversación, trata de pensar en algo que le pueda contar a Reshi son que este le reclame o lo regañe como de costumbre, de pronto recuerda lo que le habían encomendado al comenzar el día, y le dice a Reshi que pudo conseguir las zanahorias, su amigo le dijo que las utilizaría al día siguiente.

A lo que Bast, con la cara roja de la vergüenza, le dice que lo disculpe, pero que no recuerda que pasó con las zanahorias que tenía, que no sabe como las pudo perder…

Al inmutable posadero nada le perturba, le dice que no se angustie, que las traiga para después, pero algo desvió la mirada de Reshi, quien inmediatamente, le pregunta a Bast por su herida en la mano, las palabras del posadero estaban impregnadas de suspicacia, y como era un hombre al cual no se le podía mentir, el muchacho estaba calculando concienzudamente su respuesta.

Mirando su propia mano, Bast notó que sus nudillos estaban heridos, despellejados de mala manera, parecía doloroso, y era evidente que algo le había pasado. El joven le cuenta que se cayó de un árbol, lo cual no responde la pregunta hecha por Reshi, pero no es una mentira para su amigo, ya que efectivamente se cayó de un árbol pero en un momento diferente.

El posadero le dice que tenga más cuidado, y le dice que como tiene mucho tiempo libre, se dedique a los estudios, haciendo algo productivo durante el día, así puedes mejorar tu educación, le dice con autoridad.

Bast con una actitud casi infantil, que mostraba algo de enojo, ya que consideraba injusto que su maestro le dijera que no aprovechaba el tiempo, le dice a Reshi que el día de hoy ha aprendido montones de cosas, como que la señora Williams la madre de Rike, tenía un panal de abejas y que había atrapado a la abeja reina.

Acerca del autor

Patrick Rothfuss es un escritor nacido en Estados Unidos de Norteamérica, su área de trabajo predilecta son los trabajos literarios del género de fantasía, de los cuales ha obtenido excelentes críticas, figurando como uno de los mejores autores de los últimos tiempos.

De sus estudios en la Universidad de Wisconsin obtuvo los conocimientos necesarios para graduarse, también trabajó como profesor adjunto en las áreas de filosofía y literatura inglesa, de esta época proviene su primer libro, «La canción de llama y fuego«.

Su trabajo más emblemático es la serie de libros llamados Crónicas del Asesino de Reyes, la cual se inicia con el libro «El nombre del viento«, fue publicado en el año 2007, y después de un comienzo un poco lento en cuanto a la aceptación por parte de las editoriales, poco a poco se ganó la confianza del público, obtuvo muy buenas críticas y se convirtió en un éxito de ventas.

A partir de este momento comenzó para el autor toda una etapa de ganar renombre y respeto entre los otros escritores, decide dedicarse a la escritura de manera exclusiva, y gana la fuerza suficiente como para impulsar su carrera a nivel mundial en el mundo de la literatura fantástica.

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