La escritora estadounidense Shirley Jackson fue una cuentista y novelista que incursionó en el género del terror. Consiguió cierta popularidad a lo largo de su existencia y en sus postreros años, sus creaciones lograron una cada vez mayor atención de parte de la crítica, a pesar de morir de manera temprana a los 48 años. A continuación podrás conocer más sobre ella.
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Shirley Jackson
Escritora popular en Estados Unidos a través de su vida, aunque desprovista de prestigio como autora, Jackson se vio circundada de una leyenda tan sombría como sus textos, de acuerdo a sus propias palabras y a las revelaciones de quienes la llegaron a conocer.
La desesperación, la claustrofobia, el temor son el núcleo duro de sus crónicas, que de una manera indirecta están vinculadas con la vida hogareña de las mujeres, y ese aspecto es considerado por la editora como esencial para su actual reconocimiento.
Tenemos aquí a la escritora que entreabrió la puerta y se adentró en la alcoba más insólita de la mansión de los géneros literarios. La autora que marchó más allá del terror, de forma pausada, con delicada educación y muy malas pretensiones.
“Por mucho tiempo se la tuvo como una escritora de horror, pero quien la lea tratando de buscar tan solo eso se decepcionará, ya que su acercamiento es más bien cerebral y muy cotidiano. Hay poco de fenómenos supranaturales”, apunta Bergalli.
Alcance de su Labor
El trabajo de Shirley Jackson comprende la literatura infantil, los relatos siniestros y la novela gótica, además de cuantiosos ensayos y artículos acerca de las vivencias como madre y esposa de un comentarista literario, admiradora de ceremoniales escasamente ortodoxos y nada aconsejables para una retraída ama de casa que vivía en un modesto y pacífico pueblo del sur de Vermont, Nueva Inglaterra.
Tuvo gran influencia en autores de la talla de Joanne Harris, Stephen King, Nigel Kneale, Neil Gaiman y Richard Matheson. Sus piezas más conocidas son probablemente el relato breve La Lotería (1948), que insinúa la existencia de un lúgubre y sobrecogedor submundo en las modestas ciudades de la América profunda, y La Maldición de Hill House (1959).
Opiniones de Peso
El comentarista literario Stanley Edgar Hyman, esposo de Jackson, redactó en el prefacio de la colección póstuma de su obra que «ella se negaba a ser entrevistada, aclarar o promover su trabajo de cualquier manera, o mostrar posturas públicas y ser la experta de los suplementos dominicales. Ella consideraba que sus textos hablarían por ella lo bastante claro en los años por venir».
Hyman reiteraba en que las visiones sombrías halladas en la labor de Jackson no eran, como ciertos críticos apuntaban, una consecuencia de sus «fantasías particulares, inclusive neuróticas», sino que, al contrario, abarcaban «una anatomía sensible y leal» de la época de la Guerra Fría en la que existió, «símbolos apropiados para un inquietante mundo del campo de concentración y la Bomba».
Jackson pudo inclusive divertirse con el impacto agitador de su obra, como manifestaba la afirmación de Hyman de que ella «siempre se sintió satisfecha de que la Unión Sudafricana vetara «La Lotería» y percibió que al menos ellos habían comprendido la historia».
Biografía de Shirley Jackson
Shirley Jackson nació en la ciudad de San Francisco, California, el 14 de diciembre de 1916, siendo su padres Leslie y Geraldine Jackson quienes tenían su residencia en la comunidad de Burlingame, un lujoso suburbio de clase media que sería parte de su novela precursora The Road Through the Wall (1948).
La presión social que le causaba el estar casada con un hombre de menor edad que ella, llevó a Jackson a sostener que había nacido en 1919, aunque sus registros oficiales decían que fue en 1916. Siempre fue tensa la relación que mantuvo con su madre, quien vivía decepcionada en gran medida por su temprano casamiento con Jackson e inmediato embarazo de Geraldine, ya que ella ansiaba «haber disfrutado más tiempo de su guapo marido».
Un Descubrimiento Perjudicial
Jackson, merced a su carácter retraído, se le dificultaba relacionarse con otros niños, por lo que empleaba gran parte de su tiempo escribiendo lo que intranquilizaba más a su madre. Al ser adolescente vio desecha su determinación y confianza al no corresponder con los patrones de belleza femenina reinantes.
Luego de la mudanza de su familia a Rochester, Nueva York, Jackson asistió a la Brighton High School y obtuvo su grado en 1934. Más adelante acudió a la contigua Universidad de Rochester, en la cual sus progenitores advertían que podían mantenerla bajo supervisión.
No se encontraba contenta con sus clases allí y los maestros valoraban con frecuencia su escritura severamente, por fue cambiada a la Universidad de Siracusa, en la cual creció tanto en lo creativo como en lo social. Al tanto que estudiaba en Siracusa, Jackson empezó a ser parte de la revista literaria del campus.
Matrimonio e Hijos
Tras su matrimonio en 1940 y cortas estadías en Nueva York y Westport, Jackson y su esposo Stanley Edgar Hyman, crítico y numismático, se asentaron en North Bennington, Vermont, donde este último se hizo profesor del Bennington College, al tanto que Jackson proseguía con su publicación de novelas e historias breves.
Procrearían cuatro hijos, Laurence, Joanne, Sarah y Barry, quienes alcanzarían su propia celebridad literaria como versiones fabuladas de sí mismos en los relatos breves de su madre.
Producción Literaria
Sus creaciones literarias incluyen tres novelas, The Road Through the Wall (en inglés), Hangsaman (en inglés), The Bird Nest (El Nido del Pájaro) y una serie de crónicas breves, The Lottery (La Lotería). Life Among the Savages (en inglés) es una memoria desconsiderada para con mis hijos».
Jackson y Hyman ganaron popularidad por ser huéspedes únicos y dadivosos, que se hacían rodear de talentos literarios, como Ralph Ellison. Los dos eran lectores devotos cuya colección personal se calcula que alojaba unos 100.000 ejemplares.
De acuerdo a los biógrafos de Jackson, a través de su matrimonio, las infidelidades de Hyman fueron numerosas. Además, bajo su control se hallaban gran parte de las cosas que los relacionaban, forzando a Jackson a admitir sus engaños y manejando las finanzas (recibiendo ella solo pagos parciales de lo que producía de acuerdo a su criterio), pese a que el éxito de La Lotería y sus subsiguientes obras harían que ganase mucho más que él.
Igualmente se empeño en que ella atendiera a los niños y fuese responsable de todas las faenas hogareñas. Ella padecía de este trato complaciente en su rol de mujer de profesor y del aislamiento al que fue condenada por los pobladores de North Bennington, percibiéndose humillada por su marido y su entorno.
Decaimiento y Muerte
Su irritación ante tal situación la llevó a un cada vez más desmedido abuso del alcohol, los calmantes y las drogas, lo cual impacto indudablemente en la temática de gran parte de su obra posterior. El 8 de agosto de 1965, contando 48 años, Shirley Jackson falleció tras un ataque al corazón estando dormida.
El peso excesivo y el mucho fumar le hicieron padecer por años de inconvenientes de salud vinculados con tales excesos. En sus días finales, Jackson se trataba con un psicólogo para calmar su ansiedad grave, que la había hecho permanecer en casa casi todo el año previo. Le fueron recetados barbitúricos, en una época en la que se les estimaba como seguros e inocuos.
A través de los años previos, a Jackson le fueron prescritas dosis regulares de anfetaminas para reducir peso, que pudieron haber empeorado sin anuncio su ansiedad, sometiéndola a un ciclo abusivo de fármacos en el que ingería los dos medicamentos para paliar el efecto de cada uno. Fue uno de estos factores, o una mezcla de ambos, lo que contribuyó al deterioro de su salud y su precoz muerte.
Obras de Shirley Jackson
Su obra comprende seis novelas, más de un centenar de relatos, dos textos autobiográficos y seis escritos infantiles, sumado a varios ensayos. Su novela inicial fue The Road Through the Wall (1948), en la cual se puede ver como su método creativo se hace paso, en su narración descriptiva de una modesta ciudad de América, transformándola por temática prácticamente en una obra adicional de La Lotería.
Novelas de Shirley Jackson
En su promoción pública, sus editores fueron de la idea de asegurar que su autora había ejercido la brujería, cosa que enfadaba a Jackson ya que consideraba que trivializaba su trabajo. Sus demás novelas fueron: Hangsaman (1951), The Bird’s Nest (1954), The Sundial (1958) y La Maldición de Hill House (1959), siendo esta última una moderna adaptación del clásico relato gótico.
En ella se cuenta la historia de un científico y filósofo que ha pasado años estudiando las perturbaciones psíquicas que se presentan en las casas embrujadas, hasta que escucha hablar de Hill House. Resuelve rentarla y agrupar a un pequeño equipo para tratar de obtener pruebas, con lo cual viven experiencias deslumbrantes.
En el libro se evidencia muy bien el estilo de su escritora: jamás estruendoso ni sensacionalista, su voz expositiva es tranquila, hasta fría desde un punto de vista emocional, pero placenteramente impecable en su imaginería y en la selección de vocablos.
La Maldición de Hill House ha sido estimada por novelistas como Stephen King, como una de las más relevantes piezas de horror del siglo XX. En su novela final Siempre Hemos Vivido en el Castillo, editada en 1962, la autora se alejaría del misterio para adentrarse en el terror íntimo, hogareño, aprovechándose de sus complejos claustrofóbicos.
La voz de quien narra es de una muchacha de dieciocho años quien convive con su hermana y su tío, apartados del resto del pueblo por una calamidad acontecida años atrás. La novela fue elegida por la revista Time como uno de los 10 más destacados libros del año y fue llevada al teatro a mitad de los años 1960.
La Lotería ha sido asimismo adaptada en diversas ocasiones para la televisión, el cine y la radio, y otros trabajos han sido de inspiración para diversas películas, como Come Along with Me (1982), cuya dirección estuvo en manos de Joanne Woodward. El filme Lizzie (1957) se basa en la novela de Jackson, The Bird’s Nest.
Revistas
La autora redactó de manera constante en revistas desde 1938, siendo aun estudiante en la Universidad de Siracusa. Allí se mostró su publicación inicial: el cuento Janice.
Con posterioridad colaboró en revistas como Collier’s, Good Housekeeping, Harper’s, Mademoiselle, The New Republic, The New Yorker, Woman’s Day, Woman’s Home Companion, y demás. Gran parte de sus artículos se encuentran disponibles en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Sinopsis de La Maldición de Hill House
Estimada como una de las primordiales novelas de horror del siglo XX, relata el turbador experimento de John Montague, filósofo y antropólogo, quien se ha dedicado por años al estudio de «las alteraciones psíquicas» que suelen presentarse en las «casas embrujadas».
De forma ineficaz ha estado en busca de una casa ideal, cuando cierto día se entera de Hill House, una mansión abandonada y de siniestra notoriedad. Montague resuelve rentarla y solicita asistentes prestos a pasar un tiempo en ella: Eleanor, una mujer infortunada que, luego de once años atendiendo a su hosca madre inválida, se ha tornado una persona solitaria; Theodora, jovial y curiosa, elegida por su extraordinaria capacidad telepática.
Por último Luke, aprovechado y mentiroso, incorporado al grupo por imposición de la propietaria, su tía. El propósito: registrar cualquier fenómeno paranormal que se exhiba para documentar el libro acerca de casas encantadas que elabora el doctor. Las imponentes vivencias que experimentarán en la casa es mejor que el lector las revele por sí mismo.
Sinopsis de Siempre Hemos Vivido en el Castillo
«Mi nombre es Mary Katherine Blackwood. Cuento con dieciocho años de edad y convivo con mi hermana Constance. Con frecuencia creo que con algo de fortuna pude haber sido una mujer lobo, ya que mis dedos medio y anular son iguales de largos, pero he de estar contenta con lo que soy».
«No es de mi gusto lavarme, ni me encantan los perros ni el ruido. Pero si me agrada mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja letal. Toda mi familia ha fallecido.» De esta manera se presenta Merricat, la figura principal de Siempre Hemos Vivido en el Castillo, que sobrelleva una vida a solas en una gran casa retirada del pueblo.
Allí transcurre las horas confinada con su hermosa hermana mayor y su viejo tío Julian, que en su silla de ruedas redacta una y otra vez sus memorias. Tanto la buena cocina como el jardín como el gato Jonas centran el interés de las jóvenes. En la casa de los Blackwood los días pasaban tranquilos si no fuese porque algo sucedió, allí mismo, en el comedor, hace unos seis años.
Sinopsis de El Nido del Pájaro
La novela numero tres de Shirley Jackson es indudablemente otra de sus piezas maestras. En El Nido del Pájaro nos sumergimos en una historia en la que lo que ocurre jamás coincide con lo que pensamos que puede acontecer. Precisamente, la figura principal es una muchacha a simple vista con aburrimiento y poco conocimiento, que lleva una vida insulsa y sin expectativa de futuro.
Pero según se avanza se entiende que lo que observamos en ella no es verdad, o en otras palabras, que en esta figura sencilla caben muchos otras que traen con ella ira y violencia. Esta manera de abordar el ritmo de la historia por medio de los cambios de temperamento de sus personajes es algo que Jackson emprenderá en varias oportunidades y es una de sus marcas.
La coexistencia de diversos personajes que pugnan por dominar el cuerpo es tal vez el hilo que sustenta toda la trama; no obstante, lo genuinamente valioso del relato no es lo que sucede, ni siquiera eso que señalamos previamente de cómo los personajes van cambiando sino la energía de la violencia y el temor que va arañando y deja huella en nosotros.
Sinopsis de La Lotería
En un modesto pueblo de Estados Unidos hay una tradición que consiste en rifar un premio entre sus pobladores. Este es el escenario doméstico al que nos lleva Shirley Jackson para relatarnos una historia macabra. De su adaptación al cómic se encargó su nieto, Miles Hyman quien ha engendrado una visión fantasmal de la aldea en la cual transcurre la historia, sus habitantes y el imperecedero ritual que pusieron en movimiento.
Editado por vez inicial en 1948, en el New Yorker, obtuvo de parte de sus lectores una reacción muy negativa que condujo a gran parte de ellos a retirar su suscripción a la revista.
Shirley Jackson, El Horror tras la Vida Doméstica
“Al parecer no me encanta mucho la realidad”, afirmó Shirley Jackson en un tono nada intenso y más bien sombrío. De tal manera que a través de los párrafos de sus cuentos y novelas, la autora, que falleció precozmente a los 48 años en 1965, se consagró a urdir visiones paralelas, alarmantes y nada complacientes. Nadie hubiese esperado esto de una mujer y madre de familia en la América más rural de los años 1950.
Oscura Ama de Casa
La temática de la casa causante de tensiones es decisiva en Jackson, madre de cuatro hijos y esposa. Ella se desempeño como ama de casa en un modesto poblado de Nueva Inglaterra tras haber residido en Nueva York.
Aunque al inicio tomó como broma su día a día en una sucesión de artículos periodísticos en los que se burlaba de ella y de su familia (‘Una Vida Entre Salvajes’, algunos de ellos compilados en ‘Deja que te Cuente’) en su quehacer literario supo reconocer el revés horrible de aquella domesticidad inocente, que no obstante la diversión externa la vejaba.
Logros Iniciales de Shirley Jackson
Gran parte de sus cuentos fueron editados inicialmente en la revista The New Yorker, con la cual contribuyó de modo regular en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, al igual que en otras revistas (Harper’s, Collier’s, Woman’s Day…). Sus lectores leían con gozo las entretenidas y agudas reflexiones de la esposa y madre de cuatro hijos, quien pretendía mezclar el estrés de sus deberes hogareños con la escritura.
En 1952 se recopilarían los textos en un volumen denominado Life Among The Savages. Sumado a varios relatos de ficción, en él Jackson narra la mudanza a North Bennington, la modesta y tranquila población de Vermont, y el incidente por elegir una vivienda, ante la negligencia de la agente inmobiliaria, quien no comprende que una familia se establezca en un pueblo como ese de renta y sin casi dinero.
El restante de los vecinos, una colectividad chica y muy cerrada, católica y tradicionalista, igualmente no entendía a los Hyman-Jackson: ellos eran citadinos, «cultos» que escribían y laboraban en la universidad, el esposo era judío, y sumado a ello eran visitados por gente muy extraña en su casa.
Numerosas lectoras se veían a sí mismas en Jackson: mujeres con esposo e hijos, de clase media, quienes anhelaban ser escritoras de cuentos para infantes o novelistas de temáticas cómicas, un género que contó con sus propias estrellas por ese tiempo. Pero esta evidente sintonía con el público se modificó en 1948.
Un Cuento Tremendo
Jackson ya había editado su novela inicial, la escalofriante The Road Through The Wall, y variados relatos, pero ninguno semejante a «La Lotería». Por lo menos, ninguno con un contenido tan atroz y explícito. Jackson recibía cartas de lectoras sintiéndose entendidas y las cuales le participaban sus experiencias, pero después de «La Lotería» lo que le llegaron fueron centenares de misivas de hombres y mujeres escandalizados.
En tal correspondencia la tildaban de todo: particularmente «mujer» (con lo que ello lleva implícito; es decir, perversa bruja del este), partidaria de los comunistas, y cómplice de la confabulación judeo-masónico.
Seguro que saben del cuento. No sé si será lo mismo leerlo por vez inicial hoy, pero en sus cortas páginas se oculta una crónica genuinamente terrorífica. No tanto por el contenido mismo, que ya ha sido más que rebasado por la ultraviolencia visual, sino por la manera con que Jackson lo cuenta y te conduce a la contemplación de un hecho escalofriante.
Algo que no se puede creer, que quiebra el orden ¿natural? de las cosas, toma forma a plena luz diurna, sin resultados rebuscados, como si fuera un hecho cualquiera de la vida diaria, tal como ir de compras. La situación es la misma de un relato de horror-folk, pero sin escenarios de época, con figuras corrientes y en un contexto que a priori no insinúa nada siniestro.
Empero allí es donde vive el espanto: un pueblo modesto y pacífico, una reunión en la plaza al mediar el día, conversaciones triviales de los vecinos, niños correteando… y un montaña de piedras. Lo más alarmante: el humor, un humor maligno y muy talentoso que es la marca de Shirley Jackson, y lo que la hizo una autora capaz de convertir el género clásico de horror en una literatura moderna y colmada de ecos aterradores.
Si el cuento ahora es parte de la historia como la pieza maestra que es, no lo es menos el escrito que Jackson redactó acerca de la polémica, «Biografía de una Historia»
En el, la escritora, obviamente, no da explicaciones sobre lo que todos aquellos molestos lectores esperaban, el motivo por la que redactó una crónica de sacrificio humano en la sociedad presente, pero los pormenores de cómo se le ocurrió aquel relato y los extractos que escoge de las misivas destinadas a ella hablan más por sí mismos que cualquier manifestación o explicación.
Todas esas porciones de las cartas están traspasadas de deseo y angustia por saber la razón, por hallar su propio chivo expiatorio. Oraciones alarmantes y asimismo aterradoramente divertidas, testimoniales de un mundo colmado de temor e ignorancia (nos encontramos en la era de la caza de brujas, de la Guerra Fría…). Como si las hubiera redactado ella.
Shirley Jackson Una Ama de Casa Distinta
Shirley Jackson no fue una ama de casa más, quien sintió un repentino gusto por la literatura como a quien le da por hacer encaje. En toda la vivienda, en el mobiliario, en la nevera, en vez de recetas o listas de compras, fijaba notas con ideas para sus escritos.
Como habrán de recordar sus hijos, pasaba todo el día escribiendo, sacando provecho de cada minuto que le permitía el cuidado de la casa y la familia, y lo hacía sin descansar, hasta altas horas de la noche. Las máquinas de escribir de la pareja tecleaban velozmente y con furia por prolongadas horas.
De chiquilla, Jackson ya había sido lectora vehemente, y a pesar de que prefería estar con los libros que con los compañeros de estudios, tampoco fue esa mujer tan excéntrica, apartada del mundo, que han plasmado ciertos biógrafos, a pesar de que sus postreros años los paso muy afligida al desarrollar agorafobia y empeoraron sus problemas de salud.
Hasta ese momento, la pareja Jackson-Heyman sostuvo una vida social activa, y acogía en su casa a algunos de los autores más prominentes de aquel tiempo, desde Salinger a Dylan Thomas, incluyendo a Ralph Ellison, que no pasaría sin ser advertido por los vecinos.
Lo Sobrehumano Carente de Magia
Es obvia la presencia del componente mágico en la obra de Jackson, pero la primordial fuente de inspiración de su trabajo está en su propia existencia, en la lucha hogareña, el fracaso de su matrimonio y la terrible relación con su madre.
El registro de lo lúgubre no se muestra, no es el elemento primordial, pero la angustia que se observa en el fondo es lo que ocasiona escalofríos. No hay fenómenos supranaturales, solo demencia y desilusión en personas ordinarias, la mente martirizada en la sociedad del momento, acosada por el temor a sí mismo y al otro…
Lo execrable se esconde en las relaciones de familia y los grupos de amistades (personas que vuelven a aparecer, deslealtad y paranoia), en los niños y los vecinos de jardines y vallados blancos, los modestos y sosegados pueblos que no aceptan al distinto y lo rechazan (xenofobia, separación, maltratos…). O lo crucifican.
Roles Predominantes
Las figuras infantiles y femeninas están construidas a luz de un nuevo criterio, muy de avanzada para ese tiempo, imagen de la neurosis de una sociedad dirigida a la alienación y la proscripción de décadas subsiguientes.
Jackson equipa a los niños con talento y crueldad (el personaje de la travesía en tren de «La Bruja») y las mujeres son personas rebasadas por los modelos de perfección y hermosura, que buscan amparo en los libros o las pastillas, y en ocasiones al no poder lograr la demanda que se reclaman a sí mismas, se vuelven locas o cometen un hecho irreparable.
Dorothy Parker y Flannery O’Connor habían plasmado esas situaciones atroces, pero Jackson las coloca en un dilema entre la demencia y lo absurdo, como a la figura principal de «El Amante Demoníaco» y su vía crucis en busca del novio extraviado en el día del matrimonio.
Las mujeres son las protagonistas definitivas en la literatura de Jackson, y en eso igualmente hay una distinción abismal con el restante del género, ya que pese a los desvaríos, la fragilidad y los problemas que las afligen, ellas son las dueñas de la acción, habitan las historias y ejercen su propia visión del mundo.
Los personajes varoniles usualmente son más predecibles, y Jackson halla cierta satisfacción en mostrarlos como seres sencillos que no facilitan gran cosa al discurso, apenas figuras de autoridad con un rol muy específico.
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