Ética para Amador es una obra tipo ensayo publicada en abril del año 1991 por el escritor y filósofo español Fernando Savater. El libro está constituido por 9 capítulos y trata diversos temas como la ética, la moral y la filosofía a través de la vida y de la historia. Si deseas conocer mas acerca de este interesante ensayo continua leyendo este articulo…
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Ética para amador
El ensayo “Ética para Amador” fue escrito en el año 1991 por el filósofo y escritor español Fernando Savater el cual nacio en el año 1947 y fue profesor de ética de la Universidad Complutense de Madrid en España en el momento de escribir el libro. El libro es un ensayo realista escrito de Fernando Savater padre para su hijo Amador de 15 años. Es un libro que se recomienda a lectores entre los catorce y diecisiete años.
Fernando Savater reprocha la enseñanza de la ética sujetada a la religión ya que los criterios morales son relativos y la ética para vivir la vida es universal. El libro Ética para Amador se sintetiza para Savater como el arte de vivir o el saber vivir. Es significativo tener ética en la forma que vivimos para que nuestras disposiciones tengan los mejores resultados para la humanidad que deseamos, tomando en cuenta las objeciones que la vida humana nos entrega porque poseemos lo que los demás animales no poseen, y eso es la libertad.
La libertad que poseemos para decidir la forma que llevamos nuestra vida es demostrado con la comparación entre las valerosas termitas soldados que mueren para defender su hogar porque no poseen libertad de hacer otra cosa, contra el relato de Homero sobre el ídolo Héctor, el mayor héroe de Troya, el cual decide debido a su capacidad de libertad, de afrontar al imbatible Aquiles para proteger a su familia. (ver artículo: El Túnel)
Análisis
El autor en el libro Ética para Amador explica que él no procura enseñar al lector a vivir, que vivir no es una ciencia estricta y que la buena vida posee una medida personal. Teniendo esos elementos de la vida en cuenta se suma la libertad que nos diferencia de los demás animales. Nunca tenemos solo un camino a seguir sino muchos. No somos mecánicos porque poseemos la capacidad de decir sí, no, lo quiero o no lo quiero.
Existen dos explicaciones sobre la libertad, la primera es que no somos libres de escoger lo que nos pasa sino libres con la manera que respondemos a lo que nos sucede. La segunda explicación, es que la libertad no debe ser confundida con la omnipresencia. Libertad no es conseguir todo lo que uno desea, sino la libertad de escoger dentro de lo probable. Por eso mientras más capacidad en una actividad poseamos.
Si tomamos como ejemplo el deporte, y somos buenos para ello, mejores resultados satisfactorios puedes conseguir con la libertad, como por ejemplo conquistar una medalla olímpica. Poseemos la libertad de inventar y de escoger pero igualmente de equivocarnos. Porque equivocarnos es de humanos y parte del transcurso para “conocerse a uno mismo”, como ya decía el famoso refrán griego sobre la sabiduría. EL autor nos invita a diferenciar los 3 impulsos básicos que nos hacen actuar, los cuales corresponden a las órdenes, las tradiciones y los deseos.
Si los motivos para actuar de determinada forma favorecen a la formación de los hombres de acuerdo con su papel en la humanidad y no por su papel en su tribu o comunidad, en principio esto es políticamente atractivo. Para que la humanidad se pertenezca deben existir pautas de tolerancia para que exista una variedad de culturas y no una variedad de crímenes atribuidos por un gobierno o una autoridad. Y posteriormente concluye con ejemplos históricos sobre la certeza de que cuanto más feliz y contento se siente alguien, menos ganas tendrá de ser maléfico.
Por lo tanto hay que pelear por la felicidad, envolviendo la colaboración y el afecto de seres más libres, tenemos que abrazar a nuestra humanidad. El contenido del libro hace que los lectores se pregunten a sí mismos, cómo pueden vivir de la mejor forma posible. Diversas veces nos dirigimos a las acciones que lograremos hacer a futuro pero, no nos ponemos a pensar si este es verdaderamente el enfoque que pretendemos dar a nuestra existencia.
Varios capítulos del texto nos dicen que la vida hay que gozarla y vivirla cada momento para estar saludables en cuerpo y mente, todo esto sin pasar por encima de los demás. También cabe resaltar aún más el hecho de que la vida se vive con nuestros semejantes, y que siendo así debemos respetar al otro, sea quien sea sin interesar su descendencia, religión e ideologías, ya que el hecho de ser humanos nos vuelve diversos y complicados.
Entonces como réplica a las incógnitas que se crearon dentro del grupo, vivir de la mejor forma posible no representa vivir con lujos o fortunas, sino que es vivir animados y realizados como personas, los cuales son auténticos valores en la vida. Teniendo todo esto en cuenta para vincular la ética con nuestro futuro profesional vemos que si poseemos todas estas enseñanzas en nuestra conciencia, y al mismo tiempo las empleamos podremos ser justos con nuestros pacientes, entenderlos y buscar lo mejor para ellos y nosotros mismos. (ver artículo: Eneida)
Análisis por capítulos
Cada capítulo de la obra concluye con algunas citas de autores reconocidos que tienen relación con el tema tratado, donde además se sugieren como referencia bibliográfica. Algunos de estos son: Gargantúa y Pantagruel de François Rebelais, Jean Paul Sartre, Ética de Baruch Spinoza, Utopía de Tomás Moro, El arte de amar de Erich Fromm, Homero, entre otros.
Capítulo I: De qué va la ética
Lo que nos proyecta el autor sobre que es verdaderamente la ética nos deja ver que comprende grandes superficies de nuestra vida, si no es que todas. Día a día nos afrontamos al mundo teniendo que tomar medidas desde las más sencillas, que solo nos perturban a nosotros mismos, hasta aquellas que implican inclusive a otras personas. Se entendiera que es de vital importancia examinar las situaciones de distintos puntos de vista, para intentar estar juiciosos de a quién podrían afectar las consecuencias de nuestras acciones.
Si extrapolamos lo recién planeado al desempeño de la labor fonoaudiológica o al de toda profesión del área de la salud, notoriamente nos conviene la idea de pensar en las consecuencias que lograrían llegar a tener nuestras decisiones, alcanzando a ser en algunos casos letales. Es por esto que es absurdo llegar a pensar en no emplear criterios éticos en nuestro trabajo futuro ya que la responsabilidad de tener otra vida en nuestras manos es sencillamente inmensa. (ver artículo: El gato negro)
Capítulo II: Ordenes, costumbres y caprichos
En este capítulo se considera muy interesante la frase: “En tiempos tempestuosos a la persona sana se le pasan casi todos los caprichos y no le queda sino el deseo de afrontar con la línea de conducta más provechosa, es decir, la más racional.
La frase preliminar, extraída del texto, provoca mucha curiosidad y hace reflexionar sobre el qué ocurriría si una persona, que tenga a su cargo grandes compromisos, no fuera lo adecuadamente sana mentalmente, y ante circunstancias problemáticas fuera la escogida para tomar decisiones significativas. ¿Qué ocurriría? Podría acarrear graves consecuencias si es que alcanzara a actuar en base a deseos, sin tener muy claro el porqué de su decisión y posiblemente no tomando en cuenta las secuelas de sus actos.
Sobre todo en el área de la salud, se entiende que es muy preciso que los profesionales posean ciertas capacidades para tratar situaciones conflictivas de la forma más tranquila y pensada posible, y en base a un estudio por muy pequeño que sea, con el fin de proponer que el camino que se tome posea el menor impacto negativo probable en el paciente.
Capítulo III: Haz lo que quieras
Si bien se percibe el concepto del autor al plantear la frase “haz lo que quieras”, se entendiera que el conocimiento de personas sin razonamiento, podría ser mal entendido y por ser llevado a cabo de una forma incorrecta. La idea de hacer lo que uno desee es muy seductora y no habría dificultades en actuar día a día de esta forma.
El problema está en que una persona debe saber que su libertad de acción llega hasta donde choca con la libertad de otra persona. Si consiguiésemos poseer una ética tal que nos admitiera efectuar todo lo que nos planteáramos o que sencillamente se nos ocurriese, respetando a los demás, probablemente el mundo no sería lo que es hoy.
Capítulo IV: Date la buena vida
De este capítulo se obtiene que a veces uno procura estar haciendo lo que desea, creyendo que se da la “buena vida” pero varias veces no es así. El ejemplo del señor Kane nos deja ver como todo lo que siempre buscó un hombre en su vida para ser feliz, posteriormente pareciera ser que jamás lo fue en realidad, ya que la gran soledad en la que estaba sumergido le impedía deleitarse de sus riquezas y peor aún, lo hizo perderse a sí mismo.
Esto nos enseña la importancia de relacionarnos con los otros, para dar y acoger, para poder apreciar lo que tenemos, ya que de lo contrario, todo carece de valor. En síntesis, hacer lo que uno quiere no siempre involucra darse la buena vida.
Capítulo V: ¡Despierta, baby!
Apreciar a las personas como tales, es esencial en cuanto a lo que respeto se refiere. Extrapolando esta idea a la labor de un técnico de la salud, se puede decir que es vital no olvidar nunca que uno trabaja con personas, que poseen sentimientos y no con simples objetos sin valor. Valorar nos permite ser valorados igualmente.
Ser enjuiciado por lo que uno es y no por lo que uno posee, debería ser una meta conllevada por todos. Además se reafirma la idea que proyecta el autor sobre las cosas. Poseer más cosas no te hace más persona. Un objeto, el más moderno que exista, no puede aún dar cariño y amor como lo hace un ser vivo.
Capítulo VI: Aparece Pepito Grillo
En este capítulo se demuestra la importancia esencial de ser responsablemente libres. La libertad utilizada de mala manera, puede acarrear graves consecuencias para uno mismo o para los demás. Además ser capaz de poder reconocer las consecuencias de nuestros acciones, sean buenas o malas, es de grave importancia en el desarrollo de la profesión, y por lo demás, nos desarrolla como seres humanos.
El autor traza muy bien la idea de que en general, no exigimos considerablemente en tratar de destacar lo que nos sale bien, pero por el contrario, todo aquello en lo que no somos buenos o no acertamos, pretendemos culpar a otros, decimos que alguien nos mandó, que no sabíamos lo que hacíamos.
Esto se ve notoriamente reflejado en aquellos casos de atormentadores en la dictadura militar, quienes han, por años, tratado de excusarse de sus castigos demostrando que todo lo que hicieron, fue bajo la ordenanza de un superior, en vez de ser valerosos y decir que ellos mismos eligieron hacer lo que hicieron, siendo capaces hasta de asesinar, dejando de lado toda suposición de respeto por otro ser humano.
De lo anterior se comprende la importancia de tomar las riendas de nuestra vida, de no esconderse nunca en otros y de siempre poseer la valentía de asumir las recompensas por lo que hacemos o tomar los castigos que nos corresponden. (ver artículo:El Extranjero )
Capítulo VII: Ponte en su lugar
La temática tratada en este capítulo es una de los más significativas, aquí se aprecia cómo se debe coexistir día a día con las demás personas. Está claro que no todos somos iguales en cuanto a agrados, formas de pensar, entre otros aspectos, pero aun así todos poseemos algo en común, nuestra posición humana que es lo que nos hace merecedores de ser valorados como tales.
Si analizamos de forma crítica, hoy en día se entiende que casi nunca solemos colocarnos en el lugar de otros y más bien solo nos dedicamos a calificar y a opinar sin pensar en las circunstancias de vida que podría estar pasando algún individuo. Pareciera ser que estamos desensibilizados ante otras situaciones distintas a las de nosotros. Por ejemplo, hoy en día muchas personas dicen sentirse casi ignoradas o lastimadas por los servicios de salud púbicos.
Quizás los doctores, enfermeras y todo el personal implicado, varias veces olvida que está tratando con gente tan humana como ellos mismos. Además se sabe que los sistemas de salud pública se ven superados varias veces y que intentan hacer lo mejor posible con los insuficientes recursos de los que disponen.
Capítulo VIII: Tanto gusto
La mayoría del público se siente identificado con este capítulo, ya que nos muestra un punto de vista diferente al que usualmente tenemos y al que nos suelen infundir. La sociedad se empeña en hacernos entender que deleitarse completamente de la vida no puede ser del todo bueno, pero la verdad es que esta es la única manera que se puede conseguir llegar a la felicidad absoluta.
Ojalá, gradualmente, la sociedad lograra ir dejando de lado las prohibiciones que nos han sido impuestas, para poder vivir completamente nuestra libertad siempre y cuando nuestra forma de vivir, y los placeres que pretendemos tener, sean de manera considerada y con moderación, ya que como sabemos, los excesos no suelen ser buenos casi en ningún ámbito.
Para concluir el capítulo, se destaca la afirmación del autor sobre el miedo que le tenemos al placer, pues razonando, se puede decir que tiene toda la razón ya que se han investigado históricamente, medidas que consigan reprimir la libertad que tenemos, y que nos es innato el vivir sin miedo a sentir placer.
Capítulo IX: Elecciones generales
Es muy significativo que nos impliquemos en la política y que le demos la ocasión de creer en ella, porque, como lo afirma el autor, no es probable tener una vida buena si tratamos de escapar de lo relevante a la política, por mucha repercusión que nos generen los políticos. Está en nuestras manos poder formar cambios en lo relevante a la forma de hacer política y no es necesario que adoptemos todas las ideologías de uno o de otro partido, sino más bien debemos echar un vistazo desde el sentido más recóndito de su palabra.
Por último, es importante lo que proyecta el autor sobre los derechos humanos, que se entendiera, que hasta hoy en día, la lista en la que estos están incluidos parece más una enumeración de puras buenas intenciones, ya que la verdad es que en el mundo día a día y de forma masiva, los derechos son infringidos, siendo quebrantadas millones de personas a costa de guerras sin sentido, guerras ideadas y de gente que es capaz de destruir todo, con el fin de lograr su propósito.
Personajes
El personaje primordial de la obra es la Ética, que en simplificadas cuentas es el “Todo” del libro, pues su empleo, como se ha intentado explicar o decir antes, es dar una breve explicación sobre la ventaja de esa “ciencia” omitida que es el mero diseño de las diversas circunstancias que se nos plantean en la vida. Aparte de ese personaje primordial, podemos hallar otros, secundarios, que son intérpretes de ejemplos o planteamientos que nos propone el autor, como entradas a distintas partes de la Ética.
Además hallamos como importantes personajes a Filósofos y Pensadores que mediante sus reflexiones nos expresan esas cuestiones para que nosotros logremos formar, con nuestras propias ideas, una sentencia ordinaria sobre ese tema que presenta el autor, que bien puede ser la Libertad o la Ética misma. A su vez tenemos a los siguientes dos personajes:
El padre
Cuenta y explica cada una de las premisas con las que concluyentemente conseguirá ayudar a su hijo a realizar las debidas tácticas para hacer frente a la vida desde un punto de vista exclusivamente ético.
El hijo
Sencillamente es un oyente dentro de la obra y se halla exclusivamente en un estado de pasividad, consiguiendo ganar la mayor cantidad de conocimientos, examinando y comprendiendo de la mejor forma posible las enseñanzas que se le están ofreciendo.
Argumento de ética para amador
La obra en sí, no es un manual de Ética para personas que posean dificultades con su conciencia. Es más bien una entrada a ese ambiente de problemas y escenarios dudosos que se no planean en la vida. Está destinado a que, exclusivamente los adolescentes, comiencen a plantearse el por qué y para qué de las cosas. Pero diciéndolo así parece muy complicado, pero no hay que irse al mundo incierto de las razones existenciales o la presencia de un Dios. Eso puede constituir parte de la Ética, pero sería como construir una casa empezando por el tejado.
La Ética la hemos establecido, no para difundir una serie de reglas sobre cómo vivir, para ello puede existir la Religión o las Leyes. Tampoco para formar ciudadanos pensativos, ni mucho menos mal pensativos, sino para introducir libres pensadores. Por eso, da un valor especial al tema de la libertad. Sí, eso que eternamente decimos que nos falta, o a la que cuando no tenemos testimonios para explicar una situación complicada recurrimos.
Forma porción esencial de la Ética, porque para lograrnos plantear un medio en la vida, siempre disfrutaremos de capacidad de escoger entre hacerlo y no hacerlo, entre decir “Sí” o “No”. Es una oposición primordial entre el hombre y el animal, pues el animal no posee capacidad para decidir, es como si viviese programado. A una abeja obrera, en ningún instante se le ocurriría ponerse a descansar le duelen las patas de tanto trabajar, está sentenciada a ejecutar ese trabajo, hasta que no pueda hacerlo y muera.
Al contrario nosotros los hombres, gracias a nuestra capacidad de lógica y a otros diversos aspectos que intervienen en cada situación, podemos concluir qué hacer, teniendo en cuenta todas las situaciones. Siempre disfrutaremos esa libertad, aunque marche en contra de las normas, pero que siempre imaginaremos en nuestras reflexiones. Hasta en última solicitud, en una situación de extrema absolutismo podremos escoger si vivir o morir, menos en casos extremos como por una enfermedad crónica, en la que estamos en un estado en el que hemos perdido esa Libertad de poder hacer lo que deseemos con nuestra vida.
Es tan significativo porque, al poder tomar decisiones, en cada decisión tomaremos en cuenta varios aspectos, nos preguntaremos el por qué y para qué de lo que hacemos, y en ese justo instante estaremos “formando Ética”, es decir recapacitando sobre la vida. También nos habla de numerosos otros aspectos sobre este tema, y por lo tanto sobre la Ética que nos pretende dar a conocer, todos dirigidos a hacer pensar al lector, para que sobre la marcha vaya recapacitando sobre todos los aspectos tanto de la Ética como de la vida en sí.
Además, aparte de introducirnos a la Ética, el autor pretende que cambiemos nuestra forma de vivir, para que nos demos la Buena Vida, que vivamos lo mejor posible, eso sí sin afectar al otro, pero que es igualmente uno de los objetivos de la Ética. Habla sobre la moralidad, el goce, la política, la Razón, y varios otros asuntos que forman porción de nuestra vida y que trata desde una opinión personal, para que nosotros le demos vueltas y vueltas hasta conseguir nuestra propia opinión. En síntesis nos introduce en la Ética lentamente, y nos ayuda a formar la nuestra propia.
Ideas principales
Es un libro propuesto para hablar de ética a los adolescentes primariamente, aunque también a personas adultas, pero en menor medida, sin caer en una sencilla narración de una serie de ideas morales, o que se entiendan como un manual de cómo proceder en circunstancias prácticas de la vida. Pero pretende contribuir filosófica y literariamente al planteamiento de esa forma de actuar, que es en el fondo la ética.
Los hombres hemos de aprender el “arte de vivir”, de escoger lo que nos conviene y lo que no, haciendo uso de nuestra libertad y asumiendo los errores que de ella resultan. A ese “arte de vivir” se le llama ética. Según los motivos que gocemos para actuar, podemos distinguir entre mandatos, costumbres y anhelos, mediante los que nos podemos regir en la vida diaria. La libertad involucra una capacidad de darse cuenta de por qué procedemos de una u otra manera.
Éticamente, el hombre no se puede catalogar en bueno o malo porque no existe un código ético generalmente admitido. La respuesta a la pregunta de qué es lo que queremos, es por supuesto, el querer darnos la buena vida. Para ello hay que tratar a los demás como seres humanos. Sin este trato comunicativo, no llevaríamos una correcta vida humana, ya que el hombre no puede vivir sin su fase cultural, al igual que no puede hacerlo sin su fase biológica.
Si reducimos nuestra buena vida a las apetencias o a los deseos, corremos el riesgo de sacrificar lo realmente significativo en las relaciones humanas: las personas. Hay cosas que sólo se obtienen de otros seres humanos y que nos convierten en humanos a nosotros mismos: el amor, la comprensión, el respeto, entre otros. Son cosas que lo material nunca nos podrá dar. Si no atendemos nuestra conciencia terminaremos haciéndonos daño a nosotros mismos y a los demás.
Por lo tanto, el hombre que no es reflexivo de lo que debe y lo quiere hacer, que se deja influir por lo excesivo, ha caído en la estupidez. El que, en cambio, se gana su buena vida con su voluntad y su virtud, es el verdaderamente libre y humano. La vida entre hombres involucra tratarles como a semejantes, es decir, colocarse en su lugar percibiendo sus razones y respetando sus derechos. Para ello debemos relativizar nuestro propio interés y ser espiritualmente justos con ellos, es decir, amarles como humanos que son y saber lo que esperan de nosotros.
El uso razonado del placer nos provee alegría, que es lo máximo que se puede conseguir de algo. No nos debemos avergonzar de gozar de las cosas, ya que los placeres nos enriquecen la vida. Todo sistema político debe apoyarse en la libertad, la justicia y la asistencia, apoyando así la modestia de la persona. Además, la globalización actual hace provechosa la creación de un poder político a nivel mundial.
Opinión
Las opiniones sobre el libro “Ética para Amador” del autor español Fernando Savater, la cual le dedico a su hijo, ha parecido para la mayoría un libro muy atractivo ya que nos da a conocer lo que es la ética, la moral, la libertad y otras nociones muy importantes. Al inicio nos señala una pequeña introducción sobre lo que es la ética, y por lo que es ventajoso poseer ética. Asimismo el libro nos habla sobre la libertad ya que cada persona es libre de hacer lo que quiera, ciertamente, dentro de unos límites que la sociedad asigna, y teniendo ética, nunca vas a alcanzar esos límites.
Manifiesta que la libertad es importante para los seres humanos, pero ser libre no representa que debas proceder de forma irresponsable o errada, como lo hacemos en su mayoría. Al final el autor habla un poco sobre la política y lo deshonesto que algunas veces actúan los gobiernos de todo el mundo, pero a la vez los gobiernos son un mal necesario porque si no estuvieran y todos hicieran lo que quisieran, sería una anarquía en todo el mundo ya que la libertad debe de ser moderada y regulada.
En conclusión, la obra ha generado opiniones muy buenas y la mayoría de sus lectores la recomiendan. Es un buen libro que nos hace recapacitar o reflexionar sobre cosas que tal vez nunca antes habíamos pensado ni si quiera en nuestros tiempos de ocio, y nos persuade de qué forma actuar moralmente.
Frases
Entre las frases más importantes y que han tenido más repercusión entre los lectores de esta obra podemos mencionar las siguientes:
“Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos.”
“La ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor.”
“A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética.”
“Moral es el conjunto de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales que tienen personas diferentes.”
“La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No.”
«No sabes el regalo que me hiciste contándome esa rara pesadilla: ni en mil años que viva podría pagarte el orgullo de aquella tarde en que supe que mi voz podría darte ánimos.»
“Para unos, ser bueno significará ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa aunque pueda molestar a alguien.”
Editorial
La editorial de la obra es la “Editorial Ariel”, que fue fundada en el año 1942, que rápidamente se convirtió en una de las editoriales de reseña en los campos del ensayo, la publicación académica y la circulación. Por su influencia y ajuste a la actualidad del mundo editorial y cultural opera como lazo entre los ensayistas, anunciadores y todos aquellos lectores que buscan deleitarse del placer de los libros.
El libro está escrito en un lenguaje espontáneo y está encaminado al público general, especialmente a los jóvenes. Es un libro predestinado a hablar de ética a los adolescentes esencialmente, aunque también a personas adultas, pero en menor medida, sin caer en una sencilla narración de una serie de ideas morales, o que se entiendan como un manual de cómo proceder en circunstancias prácticas de la vida. Pero intenta apoyar filosófica y literariamente al diseño de esa forma de actuar que es, en el fondo, la ética.
Fernando Savater nació en San Sebastián, España, en 1947. Fue un filósofo, escritor, narrador, dramaturgo y discutidor, fue profesor de Ética en la Universidad Complutense de Madrid. Ha divulgado una extensa y bien estimada obra ensayística en la cual destacan libros como: Nihilismo y acción, La filosofía tachada, Ensayo sobre Ciorán, La infancia recuperada, Panfleto contra el Todo, La tarea del héroe, Invitación a la ética, El contenido de la felicidad, Contra las patrias, Ética como amor propio, Criaturas del aire, Ética para Amador, Política para Amador, entre otras.
Ha sido ganador de varios premios y además, es autor de cuatro novelas entre ellas: Caronte aguarda, Diario de Job, El dialecto de la vida, y El jardín de las dudas. Entre los libros de relatos mencionamos: Episodios pasionales; y en el ámbito teatral tenemos a: Juliano en Eleusis, Vente a Sinapia y Último desembarco. Colabora además regularmente en el diario El País y en la revista Claves de la Razón Práctica, que co-dirige junto a Javier Pradera.
Resumen
Cada capítulo abarca un contenido en específico, comienza diciendo que existen ciertos saberes los cuales podemos excluir completamente y hay otros saberes que son decisivos para sobrevivir o por lo menos, para no hacernos ningún tipo de daño o correr riesgos. De ignorar por ejemplo que no es bueno saltar del sexto piso de un edifico, lograríamos sufrir graves resultados.
De lo anterior se desprende que el único saber del que no logramos prescindir, es que existen ciertas cosas que nos conciernen y hay otras que no, que hay cosas buenas y hay cosas malas para nosotros. No obstante, lo bueno y lo malo considera tornarse confuso y relativo al cambiar nuestro punto de vista, es decir, dependen del contexto y el medio. Hay ciertas cosas que están dispuestas por la naturaleza, que son inevitables, y hay otras que dependen claramente de nuestra elección, de cómo manejamos nuestro poder de decidir que pretendemos hacer.
El ser humano posee libertad y aunque varias veces éste pretenda creer que su libre albedrio está definido por la sociedad que lo rodea y todo aquello que pueda producir algún tipo de represión, en lo más profundo de ser, no admite la idea de no ser libre. Si bien tenemos libertad, no somos libres totalmente de hacer lo que queramos. Hay veces que las situaciones que apreciamos nos obligan a escoger aunque no pretendamos hacerlo. Estas decisiones debieran tomarse observando extremadamente antes de actuar.
No obstante hay otro tipo de cosas, como las cotidianas, que no pretenden precisamente un largo proceso analítico y más bien se entendiera que el motivo por el que las hacemos no siempre procede de nuestro interior. Existen diferentes tipos de motivos que nos llevan a actuar, y son las razones de nuestra conducta. Estos son los mandatos, las costumbres y los deseos. Las órdenes responden a mandatos y diversas veces se actúa acatándolas por miedo a castigos.
Las costumbres son conductas repetitivas, que se hacen inconscientemente y por último los caprichos nacen de nuestro interior y se hacen por pura gana. Lo habitual sería que una persona sana dejara de lado los caprichos en circunstancias que merezcan seriedad y racionalidad. Si bien, para tomar medidas cotidianas están los motivos antes mencionados, hay otro tipo de decisiones que, por su categoría, no pueden tomarse a la ligera, porque se nos pasa o porque alguien me da una ordenanza.
Para tomar decisiones que son verdaderamente importantes, uno posee la libertad de decir sí o no, siempre que esto se haga conscientemente. Aun así, hay veces en que no está mal proceder según caprichos, órdenes o tradiciones. Los motivos se van reformando según las etapas de la vida. En las más tempranas, a los niños pequeños les basta con proceder en base a órdenes, caprichos y costumbres, pero un adulto debería recapacitar más intensamente si quiere o no hacer cualquier cosa, es decir utilizar su libertad, porque en eso se hace presente ética.
Nadie puede eximirte de la responsabilidad que posees de escoger el camino que seguirá tu vida, seas o no libre. Pero aunque se diga que debes hacer lo que desees, no te debes confundir con hacer lo que te venga en gana. Es significativo que se instauren prioridades y se jerarquice entre lo que pretendemos en el presente y lo que de verdad, a la larga nos interesa. Para eso se hace pertinente pensar de forma detenida que es lo que se aspira de verdad.
Lo significativo es darse la “buena vida” y no cualquiera, sino una buena vida humana, y la ética no es más que un intento racional de investigar cómo vivir mejor y es por esto tan importante. Ser humano implica precisamente la relación con otros seres humanos ya que la humanización es un proceso reciproco. Uno da la buena vida y la buena vida nos es suministrada. La cultura y el lenguaje son la base de toda cultura y nos permiten la relación con otras personas. Las cosas materiales solo son cosas y solo pueden aportarnos eso, cosas.
Nada más puede salir de ellas que nos dignifique el alma. Si fuéramos cosas, probablemente nos bastaría con lo que nos usaran, pero no lo somos. Nosotros requerimos otras cosas con más valor, como el respeto, amistad, cordialidad y amor. Si tratamos a otras personas como cosas, tomaremos de vuelta el mismo trato. Si tratamos a otros como se merecen, es decir como seres humanos, probablemente no ganemos su respeto pero al menos si conquistaremos el derecho de no ser una “cosa” para otros, y más significativo aún, conseguiremos el respeto por nosotros mismos.
En el caso del señor Kane, probablemente la gente sentía mucha envidia por él ya que suponían quizás que él, con tanta riqueza, era muy feliz. Pero al contrario, Kane vivió una vida vacía. Hay que estar atentos para poder recapacitar sobre lo que se hace y pretender definir cuál es el sentido que pretendemos que tenga nuestra vida. Hay que decidirse a vivir de cualquier manera, porque nadie puede resolver el vivir por ti.
Para no ser un individuo imbécil moralmente hablando, es preciso tener conciencia. Esta depende en parte, de cualidades esenciales y además de algunos requisitos propicios derivados del entorno. La conciencia que nos salva de la estupidez moral reside en saber que no todo da igual si es que verdaderamente pretendemos vivir humanamente bien, en saber fijarse si lo que hacemos es lo que verdaderamente queremos, e ir desarrollando el rechazo sincero de ciertas conductas y hacernos responsables de las derivaciones de nuestros actos.
Solo se puede ser egoísta sin caer en la estupidez moral, si lo que se desea es lo mejor para sí mismo. Un mal actuar forma el remordimiento, que no es más que creernos culpables de haber mal aprovechado nuestra libertad. Es en esas circunstancias en que uno busca justificarse, traspasando esta culpa a otros, por el solo hecho de sentirnos mal con nosotros mismos por nuestro error. Si no fuéramos libres, no poseeríamos arrepentimientos.
Tomarse en serio la libertad es ser responsable y hay que tomar en cuenta que las decisiones dejan marca en nosotros mismo antes que en el resto del mundo. Lo que hace humana a la vida es cohabitar con otros humanos y la ética nos sirve legítimamente para esto, para saber cómo vivir bien la vida humana.
Las otras personas, por muy malvadas que sean, como ladrones o asesinos, siguen guardando su condición humana y se deben tratar como tal. Sin “los malos” posiblemente no se podría descubrir la humanidad porque el cariño y la complicidad con otros seres libres desarrollan y refuerzan la propia humanidad. En síntesis, tratar compasivamente a alguien, es colocarse en su lugar, es tomar en cuenta sus derechos, es poder mirar desde su interior y reconocer que somos diferentes y a la vez iguales.
Colocarte en el lugar de otro es hacer un esfuerzo de honestidad para ver las cosas como el otro las ve. Es allí donde se protege la justicia. Quien bien vive, es capaz de lograr una justicia simpática o una humanidad justa. Todos somos similares, más no idénticos. Por esto no precisamente se le debe dar a la razón al otro, peri si se debe tratar de entenderlo. Mucha gente suele pensar que el placer se relaciona a cosas malas y relacionadas con el sexo. No obstante lo único que verdaderamente está mal es pensar que el placer es algo malo.
Lo que verdaderamente ocurre en relación al placer es que la gente parece tener miedo a sentirlo y como el placer sexual concede las más grandes complacencias, históricamente se ha tratado el tema como un impedimento. Es de inflexibles creer que uno vive bien si lo pasa mal y contrariamente. De lo anterior podemos expresar que ser inflexible es más opuesto a una conducta ética. Si bien es muy saludable sentir placer, se corre el riesgo de abusar de este y eso puede resultarnos inevitable.
El placer debe vivirse de manera moderada para no pasar del uso al abuso. La máxima gratificación que logra darnos algo en la vida es la alegría y el arte de colocar el placer al servicio de la alegría es lo que se llama templanza. Para concluir, no es la muerte o el dolor el límite entre un buen placer y uno dañino, sino que la línea que los separa es la alegría en sí. La pregunta que brota en esta obra es si la ética y la política poseen cosas en común, si es así, saber cómo se corresponden.
Por una parte la ética es el arte de elegir lo que es mejor para nosotros por otro parte la política trata de establecer de la mejor forma posible la armonía social. Cualquier persona que posea ética para vivir bien, no puede desentenderse de la política. Si bien ética y política están relacionadas, la ética no puede esperar a la política, es decir que a pesar de que la tarea política no cumpla bien su función y el universo esté en condiciones hostiles, siempre hay gente que consigue de todos modos vivir bien y ayudan en la sociedad en la que viven o por último no la desmejoran.
Entonces cómo debería ser la organización política destacada, digna de ser defendida?. Se debe ayudar a los más desvalidos sin sentir misericordia por ellos. La sociedad política debería pelear por la petición de los derechos humanos. Para concluir, se puede decir que la ética atraviesa de una u otra forma por todos los aspectos de nuestra vida. El poder elegir, es decir ser libre de escoger lo que queremos, es un derecho que nos corresponde y que nos permite lograr nuestros objetivos, pero a la vez nos permite ponernos en los zapatos de los demás.
Aunque varias veces podemos desenvolvernos en el mundo persiguiendo órdenes o caprichos o sencillamente por costumbre, existen otras situaciones en las que se requiere hacer una reflexión más profunda, y darse cuenta de que es lo que verdaderamente uno anhela para su vida.
Además, es significativo relacionarnos con otras personas para tener una buena vida humana. Es muy preciso poseer la capacidad de saber ponerse en los zapatos de otras personas, saber mirar con otros ojos la realidad, ya que aunque todos somos distintos, pertenecemos a la misma raza y gozamos del amor, respeto y amistad. Lo anterior es fundamentalmente lo que nos hace conservar nuestra condición de seres humanos.