La obra Agamenón marca el inicio del hermoso período de la tragedia griega en el mundo occidental. Descubramos juntos brevemente su trama, autor, temas principales e importancia histórica.
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Agamenón: el inicio de una trilogía brutal
La obra teatral Agamenón, junto con el resto de las entregas de la trilogía en la cual está inmersa, refleja con inteligencia artística los tiempos de cambio crucial en los cuales fue estrenada. Se trataba de un momento histórico en el cual los reformistas políticos de la ciudad de Atenas imponían poco a poco, a costa varias veces de su propia vida, un incipiente modelo democrático sobre el antiguo orden tribal regido por oligarcas.
Una de las ideas dominantes del período era la instauración del castigo penal institucional por sobre la ley de la sangre, venganza sin proporción. Ideas de las cuales está llena la obra griega.
Esquilo, autor de la obra que nos ocupa, conocía tanto las letras de la ley como la sangre. Veterano de las guerras atenienses contra el Imperio Persa, había combatido tanto en la histórica Batalla de Maratón como en la no menos determinante, Batalla de Salamina.
Tan orgulloso estaba de su carrera militar que es lo único que se reseña en su epitafio. Pero la posteridad lo recuerda como el padre de la tragedia griega, autor de las primeras obras del género y creador del diálogo teatral.
Aunque fue el creador de obras ampliamente representadas como Prometeo Encadenado, Los Siete contra Tebas o Las Suplicantes, la que es considerada su obra maestra es La Orestíada, trilogía de obras de la cual Agamenón es tan sólo su primera parte.
La Orestíada es la única trilogía completa que se conserva de la era dorada ática. Su éxito fue inmediato, siendo ganador del antiguo Festival de las Grandes Dionisias. La obra ha sido representada en miles de eventos, siendo también adaptada a distintos medios como el cinematográfico o el operístico.
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La historia de una venganza sangrienta
Para entender la trama bastante lineal de Agamenón, es necesario, sin embargo, tener en cuenta ciertos detalles de la narrativa épica basada en la Guerra de Troya. Como bien se sabe, una coalición de ciudades-estado griegas se embarcó en un devastador conflicto de diez años contra el Imperio Troyano por causa de la huida de Helena de Esparta, esposa del hermano de Agamenón, con el príncipe Paris.
Pero antes de la partida, el rey de Micenas vio su flota estancada sin vientos propicios durante largo tiempo. Imposibilitado de llegar al combate, consultó un oráculo, quien le informó que los dioses exigían el sacrificio de su hija Ifigenia para poder avanzar. Agamenón cumplió con la terrible petición, y pudo reanudar su navegación hasta la gloria militar, pero detrás dejaba el cadáver de su hija y el resentimiento ardoroso de su esposa Clitemnestra.
Sobre este telón de fondo narrado por el coro inicial es que se desarrolla la trama trágica de la obra de Esquilo; las acciones comienzan con el aviso triunfal de la derrota de Troya tras una década entera de cruentos enfrentamientos. El rey vuelve finalmente a su casa en Argos y todos se preparan para recibirlo, su esposa en particular promete grandes celebraciones y sacrificios para dar gracias a los dioses por su retorno glorioso.
Pero el soberano no vuelve solo: con él desembarca la princesa troyana Casandra, ahora convertida en su concubina personal. La aparición de la muchacha echa leña al fuego de odio que Clitemnestra mantiene en su pecho.
La reina invita con secreta malicia a su esposo a caminar sobre la alfombra roja formada por vestiduras sagradas. Agamenón se inquieta, pues resulta un signo de desmesura permitir que se le alabe como un dios siendo tan sólo mortal.
Sin embargo, se deja vencer por los argumentos de su esposa, andando fatalmente sobre la alfombra, anticipo de que su sangre que será derramada. Al quedarse sola frente al altar, Casandra prorrumpe en lamentos proféticos, describiendo en detalle su próxima muerte y el asesinato de Agamenón ante el coro.
La princesa es vidente, pero nadie puede escucharla: el dios Apolo impide que alguien pueda creer en sus profecías, como un castigo por haberle negado el disfrute de su cuerpo años atrás.
Continuación
De inmediato lo descrito se cumple y un grito agónico surge del palacio, provocando la desbandada murmurante del coro. Clitemnestra es vista en la puerta del palacio sobre los cadáveres de Agamenón y Casandra, con la espada en la mano. La reina se regocija abiertamente de su crimen, describiéndolo nuevamente al coro y el público como lo había hecho Casandra, en todo detalle y sin ningún arrepentimiento.
Seguidamente, presenta a Egisto, su amante de años, cómplice del regicidio. Las razones de éste son tan vengativas como las de Clitemnestra, pues es hijo de Tieste, tío de Agamenón que perdió sus hijos a manos del padre del soberano de Micenas.
Poderosos, Egisto y Clitemnestra caminan sobre el suelo manchado de sangre, cerrando la puerta tras ellos. Pagarán caro su crimen ante el hijo de Agamenón, Orestes, en la siguiente entrega de La Orestíada, Las Coéforas.
Agamenón es una obra cruda donde se gira sobre todo en torno al tema de la venganza, su justificación y sus límites (o falta de límites). También el tema del destino resulta tratado, sobre todo desde la boca maldita de Casandra.
El derramamiento de sangre ocurre como algo inevitable, algo inscrito en la vida de los personajes, incluso antes de que pensaran nacer. La idea de la violencia recorre líneas genealógicas enteras, golpeando una y otra vez distintas generaciones de un mismo orden familiar, en algo que los antiguos sólo podían reconocer como maldición.
En el siguiente vídeo podemos ver un resumen breve de La Orestíada entera, para que podamos entender como se desenvuelven las principales líneas temáticas en toda la trilogía. Hasta aquí nuestro artículo sobre Agamenón. Hasta pronto.