La Biblioteca de Babel es una historia corta del autor Jorge Luis Borges. La obra se publicó inicialmente en la recopilación de 1941 de Borges, traducida como “El jardín de caminos bifurcados”. Más tarde asimismo se incluyó en las notorias colecciones Ficciones y Laberintos. Si deseas conocer más acerca de esta interesante obra continua leyendo este articulo…
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Argumento de la biblioteca de babel
La obra de la Biblioteca de Babel, posee solo siete páginas. La historia es narrada en primera persona por un relator que es uno de los varios bibliotecarios en una biblioteca extensa, tal vez infinita, y esta representa al universo. Cada cuarto de la biblioteca es semejante, y todos los libros de la biblioteca están constituidos por surtidos aleatorios de 25 símbolos. El narrador, que se aproxima al final de su vida, aguarda que haya un orden en la biblioteca a cierto nivel y que alguno en la biblioteca disfrute la oportunidad de leer un libro llamado «catálogo de catálogos».
El mismo Borges era bibliotecario, y «La Biblioteca de Babel» es una de las variadas historias en las que la biblioteca es un espacio simbólico. La historia asimismo se basa en insignias y temas de obras literarias preliminares de Borges, entre ellos el infinito, el idioma, los laberintos y la religión. Al escribir esta obra, Borges se apoyó en las ideas de Kurd Lasswitz, escritor de La Biblioteca Universal, así como Émile Borel, escritor de Mecánica estadística e irreversibilidad, que contenía la idea de los monos en las máquinas de escribir que escriben al azar hasta que algo claro, como Hamlet, se origina. (ver artículo: La isla del tesoro)
A su vez, varios autores y artistas fundamentan su trabajo posterior en la historia de Borges; Entre estos se pueden mencionar Umberto Eco, Terry Pratchett y Christopher Nolan. El trabajo asimismo se ha extendido abiertamente; La biblioteca de Babel de Matemáticas inconcebibles de William Goldbloom Bloch da una vista matemática de la biblioteca en la historia, y Jonathan Basile fundó una versión digital de la biblioteca, que puede ser explorado y manejado por cualquier visita.
Una pregunta que se hacen los lectores es qué harías si vivieras atrapado en una biblioteca durante horas todos los días sin nada que hacer, y el autor se apoyó de esta situación. Borges era un bibliotecario que era muy bueno en su trabajo. Era tan bueno en eso, realmente, que sus colegas de trabajo se quejaron de que los estaba haciendo quedar mal. En aquel tiempo, Borges tuvo el hábito de terminar su trabajo velozmente y luego pasar el resto del día escribiendo cuentos en el sótano.
Una de estas historias, «La Biblioteca de Babel «, se divulgó por primera vez como parte de una recopilación en español en 1941, y luego se transcribió al inglés en 1962. El parrafeo agudo y las ideas impresionantes que se hallan en estas historias iluminaron a los escritores del auge literario latinoamericano de la década de 1960 e intervinieron en los triunfadores del Premio Nobel como Gabriel García Márquez, José Saramago y J.M Coetzee.
Borges era un literato tan productivo y tenía un estilo tan característico que el término «borgesiano» se convirtió en una forma admitida de representar una idea abstracta, metafísica y fantástica. La Biblioteca de Babel, tiene lugar, claro está, en una biblioteca. No posee muchos personajes, y tampoco una gran trama, pero lo que le falta en acción lo remedia completamente con la ocurrencia de su concepto. La noción es que la Biblioteca de Babel es una biblioteca «completa», que posee todas las composiciones probables de letras.
Esto representa que posee todos los fragmentos de literatura jamás escritos, junto con todo lo que no se ha escrito. Borges conquista esta idea, que consiguió del novelista germano de ciencia ficción Kurd Lasswitz, y la continua, solicitándonos que pensemos en todas las implicaciones de la biblioteca hasta que nuestros cerebros sufran. El resultado final parece asemejarse a la Internet de la actualidad, que podemos reflexionar como una especie de «biblioteca total» digital que posee mucha información única, así como mucha basura.
Gracias en parte a esta obra, varios críticos han destacado a Borges como una especie de profeta de la era del Internet. La Biblioteca de Babel es probablemente la historia más célebre de Borges, en parte porque es un modelo tan tradicional de su trabajo y las ideas que amaba. Borges frecuentemente escribió sobre ideas que extienden la mente como el infinito, la naturaleza de la realidad y los laberintos, y aquí podrás hallar todos esos elementos y más.
Pero la notoriedad de esta historia asimismo podría corresponder en parte al hecho de que es sencillo identificar al narrador, un bibliotecario viejo y que pronto quedará ciego, con el propio Borges. Un famoso que se reconoce al instante, querido no solo en su Argentina natal sino igualmente en el extranjero, Borges perdió por completo la vista en el mismo año en que fue escogido Director de la Biblioteca Nacional de Argentina.
Personajes
Esta obra posee escasos personajes, y se narra en primera persona, contando los detalles de un universo constituido por una infinidad de libros, entre los escasos personajes se pueden mencionar los siguientes:
El narrador: El nombre y la verdadera identidad del narrador de la historia no se manifiestan en la historia. No obstante, el narrador le indica al lector ciertas cosas sobre su vida. Es un anciano en el instante de escribir, pero en su juventud fue en búsqueda del «catálogo de catálogos». Es una persona insociable, como se entienden que son todos los que viven en la Biblioteca, sin relaciones cercanas. (ver artículo:Los Juegos del Hambre Libro)
El editor: Aunque este personaje no se indica en el cuerpo de la historia corta en sí, se presume que existe un editor en el universo de la historia corta. Las notas dispuestas para el lector por el editor se pueden hallar en la página primera, sexta y séptima de la historia. Un lector sin práctica previa con las obras de Borges podría especular que estas notas son las acotaciones del propio Borges o quizás de su editor, pero efectivamente Borges utilizó este mecanismo de un editor ficticio en otras historias cortas para añadir más matices y notas sobre un tema.
Los purificadores: Estos son los bibliotecarios que opinaban que los «libros sin valor» deberían ser descartados. Otros bibliotecarios aborrecían a los Purificadores por destruir libros, pero el relator cree que el efecto de sus labores fue excesivo.
El hombre del libro: Una persona que ciertos bibliotecarios, entre ellos el narrador, pensaban y esperaban que lograra existir. Este bibliotecario habría examinado el libro que era el cifrado o el catálogo de todos los otros libros.
Análisis
La obra, “La Biblioteca de Babel” es característica del estilo del autor. Posee poca trama, poca precisión y escaso conflicto. Muestra, más bien, un desafío o rompecabezas intelectual para el lector. Borges frecuentemente tiene como objetivo lograr que sus lectores sientan curiosidad por una idea nueva y luego instarlos a reevaluar sus convenientes experiencias y pensamientos con una nueva representación. (ver artículo: It el libro)
Con reiteración, evade caracterizaciones complicadas y tramas para situar más énfasis en estas nuevas ideas, moviendo sus historias junto con un modo de prosa tomado de la forma de ensayo. Obtiene sus ideas extrañas y luego las minimiza con una condición sobria y práctica que las hace parecer más dignas. Como varias de sus historias, «La Biblioteca de Babel» posee un tono erudito incierto que contradice sus ideas extraordinarias y fantásticas. El narrador utiliza una voz tranquila y calmada, que es seca, pero en ocasiones ingeniosa.
Tal tono crea el sentimiento de una monografía oculta en algún oscuro diario ilustrado. El narrador reduce el segundo principio de lo que se sabe sobre la biblioteca, expresando que «el número de símbolos ortográficos es 25”. Esta certeza admitió la formulación, hace trescientos años, de una teoría universal de la Biblioteca. El pasaje inclusive incluye una nota de pie de página simulada que procura suponer sobre por qué justamente veinticinco letras fueron bastantes para crear todas las palabras diferentes en el La eterna recopilación de libros de la biblioteca.
Esta forma de ensayo, donde no existen de descripciones reales y comentarios continuos sobre los estados íntimos de las mentes de los personajes, le admite a Borges envolver una extensa gama de ideas velozmente. Igualmente estimula las experiencias anteriores de varios lectores con la lectura de literatura, la gran parte de los lectores no predicen que la ficción se presentará como un hecho. Casi la totalidad de las historias de Borges no «representan» algo en el sentido de que esta palabra se usa habitualmente.
El relator de «La Biblioteca de Babel» recuerda a sus lectores que inclusive la palabra «biblioteca», que para él simboliza «sistema extendido y eterno de galerías hexagonales», asimismo representa muchas otras cosas en numerosos otros idiomas. Puede expresar «pan» o «pirámide» o casi cualquier otra cosa. La obra explora la variedad de formas en que los hombres batallan por comprenderse a sí mismos y su mundo, encantados por la «ficción» Se ven forzados a crear para subsistir.
Si la historia no tiene sencillamente un significado, sí, como varias de sus narraciones, suena en diferentes niveles de sociedades. Coloca a los personajes inexistentes en un mundo ficticio tan grande y misterioso como el mundo constantemente planteado por la ciencia del siglo XX, y suministra una estructura o un patrón que puede utilizarse para percibir tanto las maravillas de la astrofísica actual como los problemas psicológicos ambiguos.
Al igual que varias de las historias de Borges, esta reproduce lo familiar de una forma desconocida, jugando trucos con los patrones de comprensión habituales o esperados de los lectores para difundir sus marcos de referencia, para que lo familiar se vea de una forma inesperada, pero más completa. Con respecto al idioma, Borges no solo fue autor, sino que igualmente tradujo obras del inglés, francés, alemán, inglés antiguo y nórdico antiguo al español. Creció bilingüe en español e inglés y estudió estos otros idiomas mientras iba a la escuela en Suiza.
Estas experiencias de la primera infancia lo dejaron con una gran atracción por el lenguaje, y el tema del lenguaje se asoma en varias de sus historias. En «La biblioteca de Babel” existe un idioma con más de veintidós letras y puntuación alterada. A través de la molestia causada por este instante en el texto y las reflexiones del relator sobre los numerosos idiomas en los libros de la Biblioteca, el lector se ve forzado a pensar en la forma en que el lenguaje y la traducción intervienen la relación entre el significado del autor y la intuición del lector.
Al igual que el lenguaje, el infinito es otro argumento que Borges utiliza en varias de sus historias. Estas historias, entre ellas “El jardín de caminos bifurcados”, “Las ruinas circulares” y “El Aleph”, frecuentemente representan espacios que se repiten infinitamente. De la inicial oración de La Biblioteca de Babel, Borges instaura la Biblioteca como un distintivo de nuestro universo. Así, mientras Borges estudia la naturaleza indeterminada, o quizás infinita, de la Biblioteca a lo largo de la historia, está especulando sobre las formas en que el infinito y la indefinición se presentan en nuestro mundo.
De específica importancia es la capacidad del narrador para conceptualizar la infinidad de la Biblioteca solo intelectualmente; como solo puede apreciar una pequeña parte de la Biblioteca en su vida, es a través del razonamiento inductivo que llega a pensar que la Biblioteca es infinita y no sencillamente indefinida. El tema del infinito igualmente se presenta a través del símbolo de los espejos. El narrador indica que hay un pequeño espejo que duplica exactamente las apariencias, y están presentes en cada habitación de la Biblioteca.
El narrador explica que algunos bibliotecarios piensan que esto demuestra que la Biblioteca no es infinita, mientras que él mismo la ve como una ilusión y promesa del infinito. La capacidad del espejo para reproducir una habitación y crear más de la biblioteca de la nada le proporciona al narrador una pista especifica de cómo la biblioteca en sí podría trabajar infinitamente. Con relación al tema de la metafísica, esta se puede definir como una división de la filosofía que se encarga de la naturaleza esencial de la realidad y el ser.
Borges utiliza la Biblioteca para representar el universo en el que existimos, y al revelar la composición y los límites de la Biblioteca, en resultado, está haciendo metafísica. El espacio físico de la Biblioteca constituye un gran conjunto de salas hexagonales casi iguales, como un panal incomparablemente grande. Esto involucra que si bien el universo es inmenso, posee una estructura y podemos creer que lo que no hemos experimentado es equivalente a lo que hemos experimentado.
Borges no detalla qué semejantes tienen los libros de la Biblioteca en nuestra realidad, pero dado que están delimitados por la sucesión aleatoria de veinticinco símbolos en sus portadas y páginas, se puede reflexionar que constituyen los diversos organismos en nuestro universo que evolucionaron a partir de los mismos elementos esenciales y estructuras genéticas. Posteriormente, el narrador recapacita sobre la existencia y la posible extinción de los bibliotecarios.
Estos personajes, en esta analogía, son una insignia para el hombre, y estas preguntas son semejantes a las que los humanos han recapacitado durante miles de años con relación a la creación del hombre y el futuro de la humanidad. Si bien el narrador indica que no está claro si los bibliotecarios viven en la biblioteca por casualidad o como almas malignas, está seguro de que la Biblioteca permanecerá existiendo en el mismo estado que lo hace en la actualidad, inclusive si los bibliotecarios mueren.
Esto involucra que si uno cree en la creación o la prosperidad, debe reconocerse que el mundo no fue creado expresamente para los humanos. El tema de los laberintos también es sobresaliente en las obras literarias de Borges, tanto asi que fue electo como nombre para una recopilación de sus cuentos de 1962, que contiene a «La Biblioteca de Babel» como el tercer cuento. Borges utiliza laberintos, que se definen como un lugar construido o repleto de enredados pasadizos y callejones sin salida, y algo considerablemente complejo, los cuales representab la vida y el universo como algo complejo y difícil de examinar.
Al final de la obra, el narrador ha llegado a pensar que para que la Biblioteca sea eterna, los libros dentro de ella deben repetirse. Esto simboliza que no solo hay libros en la biblioteca que son casi idénticos, apartados por solo una letra en una página, sino que hay infinitos duplicados de cada libro. Por lo tanto, uno debe pensar que en nuestro universo igualmente hay una falta de igualdad individual a gran escala. Borges igualmente muestra que las cosas que parecen iguales pueden ser distintas.
El narrador recapacita si algunos o todos los libros de la biblioteca podrían tener distintos significados dependiendo del idioma en el que los lea. Esto muestra que la idea de igualdad individual se crea a través de una interacción de apariencia y apreciación. Con respecto a la religión, La Biblioteca de Babel está repleta de alusiones religiosas y símbolos, comenzando con el título. La historia de la torre de Babel, a la que indica el título de la historia, está incluida en Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento.
La historia narra una época en que todas las personas hablaban el mismo idioma y utilizaban esta capacidad de comunicarse para trabajar juntas en una torre que alcanzaría el cielo. Dios, considerando que los humanos estaban superando sus límites, dispersó a las personas en todo el mundo y les hizo hablar distintos idiomas. Si bien las dos historias están enlazadas por temas de lenguaje, en la historia de Borges, no vemos que Dios interceda en los asuntos del hombre de ninguna forma en particular. De hecho, el relator dela obra cuestiona el papel de Dios en el universo.
Él cree que Dios definitivamente creó la Biblioteca, pero puede que no haya creado a los bibliotecarios. Además, desprecia a quienes pretenden hallar el significado o la verdad religiosa en ciertos libros, aunque acepta que él también buscó cierto libro, el «catálogo de catálogos» cuando era más joven. La historia enseña que las personas que están fervorosamente comprometidas con su religión pueden ser llevadas a extremos, asesinando, devastando propiedades y suicidándose debido a su búsqueda de significado.
Cuando el narrador considera los libros que deben existir en la Biblioteca, varios son textos religiosos. Entre los ejemplos de libros que deben existir están: «la historia definida del futuro, las autobiografías de los arcángeles, el catálogo fiel de la Biblioteca, el evangelio gnóstico de Basilides, la verdadera historia de tu muerte y muchos semejantes. Enumerar posibles textos religiosos junto con textos claramente llamados verdaderos y falsos presenta dudas sobre si los textos religiosos admitidos por ciertas religiones son auténticos.
En La Biblioteca de Babel, la idea de orden se implanta como un contraste y un complemento de la idea de aleatoriedad. Al final de la historia, el narrador se entiende que ha llegado a la molestia de que la Biblioteca es infinita, dado que lo que ha experimentado cada bibliotecario en la Biblioteca les hace pensar que la Biblioteca es al azar, sin sentido y desorganizada, cada uno tiene problemas opinando que hay orden en un nivel superior.
Borges llama principalmente la atención sobre el tema del orden al final de la historia. Él dice: «Si un viajero inmortal anduviera en cualquier dirección, hallaría después de siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desarreglo, lo que, reiterado, se convierte en orden.
Resumen
El Universo, igualmente conocido como “la Biblioteca”, está constituido por una serie de cuartos idénticos en forma de hexágono. Cada cuarto posee cuatro paredes de libros, pequeños espacios tipo ropero para dormir y utilizar el baño y pasillos que llevan a otros hexágonos. Los pasillos poseen escaleras de caracol, que llevan hacia arriba y hacia abajo a otros niveles idénticos. Estos pasillos igualmente poseen un espejo, que el narrador reflexiona como un signo de la naturaleza eterna de la Biblioteca.
Cuando el relator era joven, indagó en busca de un libro. Ahora es viejo y se dispone para morir. Cuando muera, alguien lanzará su cuerpo al borde de una barandilla y caerá por la eternidad. Cada pared de libros en la Biblioteca posee cinco estantes, cada uno con treinta y dos libros simultáneos. Cada libro posee 410 páginas, con 40 líneas por página y unos 80 caracteres por línea. La portada de cada libro posee un título, pero el título no tiene nada que ver con el tema del libro.
El narrador nos dice dos reglas fundamentales sobre la Biblioteca: ha existido por siempre, y, por lo tanto, debe haber sido creada por un dios, y hay justamente 25 símbolos escritos distintos. Este segundo punto, junto con una nota al pie de página de un editor posterior, nos concede saber que nosotros, como lectores, somos ajenos al infinito de la Biblioteca, ya que nuestro mundo posee más de 25 caracteres. La gran parte de los libros en la Biblioteca no parecen poseer ningún sentido.
Los habitantes de la Biblioteca solían poseer varias teorías sobre por qué esto es así: quizás los libros están escritos en otro dialecto, reflexionaban, o tal vez en cifrado. No obstante, hace quinientos años, un hombre genio pudo revelar el secreto de la Biblioteca. Refutó que no hay dos libros en la Biblioteca iguales, la Biblioteca es «total»; en otras palabras, posee todas las combinaciones posibles de los 25 caracteres escritos. Esto representa que en todas esas colecciones de 410 páginas, la Biblioteca posee todo lo que se puede decir por escrito, en todos los idiomas probables.
Al inicio, la reacción a este gran hallazgo fue de esperanza y celebración. La gente de la Biblioteca pensó que la verdad estaba ahí fuera, y todo lo que tenían que hacer era encontrarla. Los hombres salieron en busca de sus «Reivindicaciones», libros que cuentan las historias de sus propias vidas e inclusive cuentan su futuro. Al no hallar sus propias reivindicaciones, estos hombres acabaron matándose o volviéndose trastornados. Otros esperaban hallar un libro que expusiera el origen de la Biblioteca y de la raza humana, y fundaron un grupo oficial de «investigadores» para hacer el trabajo.
No obstante, luego de varios siglos de búsqueda inútil, nadie espera hallar nada más. El período de esperanza fue continuado por uno de desilusión por hallar algo significativo en la Biblioteca. Algunas personas insinuaron que tendrían mejor suerte tirando dados y escribiendo sus propios textos sagrados. Otros, los Purificadores, especularon que el mejor curso de acción sería destruir todos los libros sin sentido con la expectativa de hallar libros sagrados. Pero debido a que la Biblioteca es tan grandiosa, no lograron hacer pérdida en la cantidad de libros.
El narrador narra sobre una preocupación perseverante de ese período, una imagen divina conocida como el Hombre del Libro. La idea era que en cierto lugar de la Biblioteca estuviera un libro que lograra explicar todos los demás libros, un «libro total», y que algún bibliotecario lo haya leído. Ese bibliotecario obtendría los poderes de un dios. El narrador está convencido de que el libro completo debe existir, y espera que algún hombre haya tenido la ocasión de leerlo.
A pesar del aparente caos de la Biblioteca, el narrador resiste la idea de que alguno de los libros que posee no tenga sentido. No hay una mezcla de letras, discute, que no tenga un significado oculto en algún idioma o código expuesto en algún lugar dentro de la Biblioteca. Las mismas palabras que está escribiendo en este instante, que ya deben existir dentro de la Biblioteca, pueden poseer significados profundos que desconocemos.
La raza humana vive ahora al borde de la extinción, nos expresa el narrador, aunque está seguro de que la Biblioteca persistirá por la eternidad. Para concluir, declara cómo es capaz de pensar en la Biblioteca como eterna, aunque posee un número finito de libros. La solución es que debe ser periódica, declara. En otras palabras, se repite, si empiezas a caminar en línea recta en cualquier dirección, eventualmente hallarás los mismos libros. La repetición del caos de la Biblioteca crea un orden, el Orden, certifica el narrador, del universo.
Esta afirmación en un universo ordenado y distinguido le da esperanza. En una nota final, el relator indaga una idea de Letizia Álvarez de Toledo, quien da la vuelta a la enorme expansión de la Biblioteca. La Biblioteca completa, en su veredicto, está contenida en un solo volumen con un dígito infinito de páginas infinitamente delgadas. Cada página continuamente se puede fraccionar en dos páginas. La página central imposible de este volumen no tendría dorso.