Este libro se basa en una premisa que es la declaración de Thomas de que es una basura y su determinación de demostrarlo, en un tono que parece requerir comprensión, quizás perdón, a pesar de su falta de interés en aprobar a otros que hace que su desarrollo sea algo creíble en muchos aspectos.
Indice De Contenido
Sinopsis
El atractivo hilo de la historia te hará viajar desde la antigua Europa a la América moderna, Thomas Spencer nació con una mancha en el alma. Ha estado avergonzado desde la infancia por sus orígenes de habla hispana, atormentando a su madre y manteniendo el pulso con su padre y su hermano, un modelo genético para un americanismo bien marcado. Thomas no se siente bien en su propia piel y esa indignación se dibujará a lo largo de su vida.
Nuestro personaje principal no desarrolla o mejor dicho, sí, su maldad se desarrolla, su «canallismo» barre todos los personajes que encuentra en el camino. Nunca sabe qué es el amor, lo siente como una posesión y un seguro de vida antes de las difíciles decisiones que tiene que tomar.
Para leer esta novela, debes ponerte en la piel de Thomas. Me temo que si no hay tan pocas páginas, podrá leer sin que se le revuelva el estómago. Cuanto más lees, más desprecias a su protagonista y más quieres saber cómo continúa.
La autora sorprende, con un giro inesperado en el tema de esta historia. Historias anteriores basadas en conflictos religiosos, como La Sabana Santa, o narraciones que parten de hechos que sucedieron en la realidad. Dime quien soy, sin duda, esta es una novela de perversión y reflexión sobre el mal existente, el poder del dinero, la hermandad y las relaciones. Ella, Julia Navarro, define este libro como «sofocante».
La muerte persigue al protagonista y otro personaje secundario temporal sufre. Quien más lleva estas muertes es su pareja, una mujer unida a él, amor inicial y sufrimiento después de la incredulidad, ataques paranoicos, deslealtad y un amor imposible. La autora detalla muy bien los personajes secundarios y puede profundizar sus vidas. Son muchos, por eso es importante definirlos bien. Muchos volverán a aparecer en las páginas cuando ya pensaste que nada nuevo tendría que contribuir y sorprender.
Hay muchas opiniones sobre los pensamientos dobles del personaje principal. «Debería haberlo hecho … pero no lo hice», es como si el personaje principal pretendiera que el lector es aún más consciente de su maldad. Después de actos de dudosa reputación, o de actuar lleno de maldad, Thomas Spencer deja en claro al lector que él es consciente de su maldad y para esto, la escritora introduce en su mente algunas reflexiones de buenas obras que explican cómo debería haber estado la situación. El caso Thomas no era una basura. Comparto la opinión sobre estas reflexiones, no es que sean superiores, pero hacen que la lectura sea lenta y puede suceder que el lector se canse cuando lee sobre una situación desde un punto de vista diferente.
A través del viaje, descubrimos ciudades como Londrés o Nueva York, incluida España, que hablan especialmente bien. La autora Julia Navarro en Historia de un Canalla no se centra en este momento en las descripciones de estas ciudades, pero la historia tampoco lo requiere.
Comentarios:
El hecho de que el protagonista que relata su vida dice en cursiva lo que podría haber hecho en ciertas circunstancias si no fuera «según él» tan malo, contiene un error fundamental, si fuera bueno, nunca se habría visto en las situaciones que describe, y tampoco tuvo la oportunidad de reaccionar de manera diferente a lo que hizo en cada situación.
Tal vez el propósito de la autora al establecer tantos «y muy largos» ejemplos de lo que podría haber sido para demostrar que el protagonista sabe que es malo y no se arrepiente de lo que hace, pero solo logra alargar y ralentizar demasiado la historia, lo que da la impresión de no progresar, ni en la lectura ni en la vida de Thomas.
A pesar de esto, no es la condición del sitio el obstáculo principal para disfrutar de la lectura de «La historia de un Canalla», sino otros que afectan tanto la forma como el fondo, la estructura, el contenido y el propósito, dañados por la falta de revisión tan profundo que se dice que un borrador que necesita un cambio suficiente es legible que una novela.
La decisión de que Thomas cuente su historia en primera persona no parece la más apropiada para analizar su comportamiento y su forma de ser, durante la mayor parte de la novela trata de hacerle creer que es gravemente malo y sin hacerlo hacia el final tiene éxito. En general, parece infantil, caprichoso, inmaduro, inseguro, celoso, angular, patético .
Al igual que muchos narradores en primera persona, el protagonista evita comentarios sobre los pensamientos o sentimientos de otros personajes, que pueden no saber, algo que es particularmente notable en los pasajes con Evelyn y Bob durante la investigación que se les encargó, pero también a la mayoría de los personajes que rodea a Thomas, lo que lleva a contradicciones entre su descripción y cómo se comporta Esther en una situación determinada.
La expansión excesiva del trabajo (864 páginas en su versión impresa) se debe a estos pasajes innecesarios sobre lo que podría haber sido y a una gran cantidad de subtramas, tan convencionales, actuales y predecibles que es fácil adivinar qué sucederá (la visita por la madre en una casa en particular, aquellos que están relacionados con campañas políticas e incluso familiares y «románticas»), para escenas que se han trabajado minuciosamente a través de interminables, explicativos y repetitivos diálogos que no conducen a ninguna conclusión.
También se observan otros excesos en la novela, hay demasiados personajes con roles similares (Lisa, Yoko, Constance Olivia y Doris para ilustrar el tipo de relación que Thomas establece con la mayoría de las mujeres), situaciones en las que se abordan problemas familiares, dos muertes se describen en detalle, cuya conclusión es la misma, su familia lo ama y él no les pertenece, ni su trabajo como publicista, especialmente cuestiones políticas (el caso de Roy Parker es el más representativo), creando una sensación de caos y confusión que incluso afecta con el tiempo, realzado por el enfoque de Thomas tanto en sus relaciones «sentimentales» (familia, mujeres) como en negocios.
En resumen, Historia de un Canalla es una novela tan cargada de cómo se cuenta (estructura, narrador …) que el contenido (convencional, actual) y el propósito (¿qué pretende decir el autor?) son demasiado borrosos, con el agravante de un condescendiente final (el epílogo que te deja con ganas de saber más sobre varios personajes), lo que hace que sea muy difícil disfrutar de su lectura.
Historia de un Canalla, Opiniones
A continuación algunas opiniones hechas por lectores del Libro:
«Canalla: Persona despreciable y de malos procederes.
Crecemos creando vínculos afectivos, morales y éticos con personas de nuestro entorno. Con nuestros familiares, con nuestros amigos. Y al final todas las relaciones se basan en un dar y recibir. Amor, amistad, negocios… Siempre hay algo que dar y algo que ofrecer, por eso recibimos igual que damos, sin juicios de valor. Pero cuando no hay una conexión ni un sentimiento benevolente o bueno hacia alguien a tu alrededor, no hay intercambio. Solo existe un beneficio basado en el egoísmo más puro y absoluto. Y si para conseguirlo hay que manipular, extorsionar o pisotear, se hace. La ambición de mostrar que no necesitamos a nadie, y el deseo de ver a los demás están destrozados por el odio y la ira. Muchas veces no carece de fundamento, solo en un sentido de poder que se logra cuando otros lo hacen mal o terminan arruinados, enfermos o incluso asesinados.
Este es el personaje principal de la novela, alguien sin empatía por nadie o su familia. Alguien que confunde el amor con tener algo, algo suyo, algo propio, algo de nadie más. Aunque son humanos, están encerrados en pequeñas jaulas como pequeños pájaros que quieren ser libres. Pero son tuyos, tuyos, de nadie más. El conmigo o con nadie esta latente en casi todas sus relaciones. En todos sus actos.
Me siento mal y creo que hay gente así, pero el mundo está lleno de gente mala y buena gente. Más peor o menos mejor, incluso si todos somos malos en la historia de alguien, lo que nos distingue es el arrepentimiento y sentirnos culpables cuando sabemos que hemos hecho algo malo.
¿Me ha gustado?. De hecho sí, pero hay partes que me han aburrido un poco. Especialmente por las pequeñas reflexiones que hace después de sus acciones, de cada acción en el plan «puede haber … » o «y si en lugar de … Eso se me ha hecho muy aburrido y paradójicamente, deseaba seguir leyendo su maldad a pensar que igual se estaba replanteando de verdad sus actos.
¿Lo recomiendo?. Pues sí, la verdad. Da que pensar, y asusta, pero da que pensar. Además es bastante sorprendente con lo cuál no deja de ser un aliciente fresco». Marta Sáez-Miera.
Me ha gustado mucho lel lenguaje de la autora, en este caso, narrando en primera persona a través de un personaje (que telita con el tío) muy, muy canalla. Creo que este personaje está muy bien representado y reconozco que me agrada como es su personalidad, aunque a eso de tres cuarto de la historia hizo ciertas cosas que me pusieron de muy mal humor y empecé a desear -fuertemente- que le llegara el karma. Ha habido otros tantos personajes que me han gustado bastante y me parecían una muy buena opción para llevar mejor la historia.
Como dije antes, aunque a lo largo del libro me interesaba lo que leía, a veces se volvía un poco pesado y más cuando se trataba de leer este libro. El final de la novela, también cubre mis expectativas, lo cual satisface lo que desde que comence con su lectura porque eso es lo que «busqué» desde el principio, aunque podría haber sido más detallista en el epílogo. Sandra Artacho.
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«Historia de un canalla cuenta la vida de Thomas, un hombre que parece existir con el único propósito de dañar la vida a todos los que se cruzan en su camino simplemente porque sí, porque es incapaz de sentir empatía por alguien que no sea él mismo y porque sabe que todas las personas son manipulables y logra que hagan lo que quiere que alimente su ego.
«Es una novela fácil de leer con un formato que nunca antes había visto, continuamente se presenta una situación en la vida de Thomas y lo que hizo en respuesta a ella, seguido de la descripción de la misma situación si se hubiera comportado de otra forma. Al comienzo le da un toque original y atractivo, pero después de cierto tiempo se vuelve tedioso. Hubo varios momentos en los que sinceramente me sentí perdiendo el tiempo, pero después de 200, 300, 400 páginas renunciar no era una opción y a pesar de todo quería saber cómo terminaba la historia. No lo recomiendo». Diana Constanza Garzón Moreno.
«No obstante el autor inmerso en el mundo literario durante varios años con varias obras de difusión periodística sobre política, fue con La Hermandad de la Sábana Santa, un libro de corte terrorífico que se parece en ciertas cosas que suceden del dominio del país y la historia de Navarro, cuando se dio a conocer al público.
Después de este debut, vendrían otros títulos como La biblia de barro y La sangre de los inocentes, también ambientadas en un contexto histórico. Pero lejos de estancarse en ese tipo de literatura, cambió de registro en sus dos siguientes obras, Dime quién soy y Dispara, yo ya estoy muerto.
Con su última obra, Historia de un canalla nos cuenta, a través de su protagonista ya en el ocaso de su vida, ese circunnavegar fundamentalmente entre los recuerdos vitales, en los que siempre subyace un pozo de egoísmo, de maldad, rayando en ocasiones en la psicopatía.
Thomas, el protagonista, se confiesa como «canalla» y nos cuenta cómo desde que es un niño, que él es un ser, que se comporta de esa manera, con el contrapunto de la historia «tal y como podría haber sido», en una especie de ejercicio de lo que podría haber sido pero nunca fue. Una lectura diferente que deja un sabor de boca amargo por la historia que cuenta, pero que está muy bien contada». Miguel Ríos.