En este artículo hablaremos sobre la Biografía de Alonso de Ercilla y de sus obras exclusivamente en el plano literario, fue el autor de la obra épica La Araucana, en la cual da cuenta de la conquista del territorio de Chile por parte de los españoles, la obra está considerada como el relato más vivido de ese momento histórico dado que Ercilla formó parte de la misión conquistadora española que arrebató la dominación al pueblo originario conocido como araucanos justamente.
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Biografía de Alonso de Ercilla
El reconocido escritor Alonso de Ercilla reconocido como un importante poeta y soldado, nació en Madrid, España, el 7 de agosto del año 1533 y se dio a conocer no solo en España sino en el mundo por contar el famoso poema épico “La Araucana”, su madre trabajó en la corte, siendo de esta manera la ama de la princesa, Alonso escoltó al futuro Felipe II en sus marchas por Flandes e Inglaterra.
Para el año de 1555 viajó hasta Chile y pudo presenciar la revolución de los araucanos, de igual forma, estuvo en muchas cruzadas y de sus prácticas nació su célebre obra “La Araucana”, poema heroico de arrebato militar, donde menciona los mayores sucesos ocurridos en la expedición, se puede decir que su poema se encuentra separado en tres publicaciones en los años (1569, 1578 y 1589), posee treinta y siete cantos que cuentan las disputas entre araucanos y españoles.
Muchos fragmentos del poema se encuentran escritos en el campo de batalla en cualquier componente que le ofreciera la naturaleza para crear sus letras, esta obra representa una gran categoría histórica porque regala una minuciosa representación espacial y geográfica del sitio donde residían estas personas y a su vez de sus hábitos.
Por recomendación del señor Colocolo, Caupolicán (protagonista del poema) es designado por sus destrezas y posiciones para impedir que la ciudad se encuentre en poder del capitán español Pedro de Valdivia, más adelante, Caupolicán es capturado y antes de ser sentenciado se convierte al cristianismo.
Continuando con la biografía de Alonso de Ercilla, podemos mencionar que estuvo en algunos lugares de Latinoamérica como Lima y Panamá, incluso para el año de 1569 informó de una obra que fue dedicada especialmente a Felipe II, fue mencionado como gentilhombre de la corte y caballero de Santiago, esto le permitió que estuviese en varias acciones diplomáticas, después, contrajo matrimonio con doña María de Bazán, quien tenía un patrimonio más de ocho millones de monedas, por lo que pudieron vivir una vida serena y sin ningún tipo de preocupaciones materiales.
Ercilla aparte de ser un importante y reconocido poeta también fue conocido como historiador ya que dejó en evidencia muy visible prácticas de la época, sin decir que fue un enfoque imparcial, pero, de todas maneras, su obra es destacada por su aporte retórico. Ercilla representó algunas particularidades de la gramática renacentista: incrementar las virtudes del enemigo para agrandar al vencedor.
Desde allí nacen todos los personajes Caupolicán y Lautaro, los cuales son expuestos como héroes, aunque, después de poseer una actitud proindigenista, recalcó en el ambiente original, frente a los héroes españoles Valdivia, Villagrán, Reinoso, el general García Hurtado de Mendoza, están los indomables héroes araucanos, expuestos como protectores de su tierra, el trabajo tuvo mucha autoridad en la poesía americana, también vivieron escritores que persiguieron su ejemplo, aquí logramos subrayar a Arauco domado de Pedro de Oña.
La Araucana
El poema épico mejor conocido como “La Araucana”, fue escrito en octavas reales y fraccionado en tres partes (1569, 1578 y 1589), Alonso de Ercilla, nos cuenta a través de treinta y siete cantos las sanguinarias luchas mantenidas en Chile entre araucanos y españoles, al parecer, Ercilla subrayó alguna de sus partes claramente en el campo de batalla utilizando «cuero por falta de papel».
El poema de La Araucana empieza con una detallada representación geográfica del país y hace referencia a los hábitos de los araucanos, estas personas se disponen a resistir el chantaje de los españoles, pero están muy divididos para preferir un jefe superior, por recomendación del cacique Colocolo concluyen dar el imperio a quien traslade más lejos un tronco grueso sobre sus espaldas y la experiencia es ganada por Caupolicán.
Éste invade Tucapel para de esta forma impedir que la ciudad pase a ser parte del capitán español Pedro de Valdivia, quien vencido por el cacique Lautaro, es acosado hasta Santiago colocando en manos de los araucanos la ciudad de la Concepción, la cual es desmantelada e incendiada.
En cuanto los araucanos elogian con grandiosas fiestas su triunfo, Francisco de Villagrán, con nuevas multitudes enviadas mientras por el marqués de Cañete, embiste al cacique Lautaro rodeado en un fuerte y extermina a todos los araucanos, incluido Lautaro, que se había imposibilitado a rendirse, los indios se congregan en congresos y nacen discrepancias y retos entre los caciques.
Los araucanos embisten el fortín español de Penco y las naves, pero son expulsados y el cacique Tucapel, lesionado, se retira de allí, Los españoles, habiendo admitido ayudas, ingresan en el estado de Arauco y pese al ánimo de los caciques Tucapel, Rengo y Galvarino, a quien los españoles cortan las manos, obtienen dominar en la cruzada.
La desavenencia vuelve a germinar entre los araucanos, y Tucapel y Rengo se enfrentan en singular combate, hiriéndose ambos; pero Caupolicán logra tranquilizarlos y les arroja indiscretamente al robo de los españoles, que despedazan al enemigo y hacen cautivo a Caupolicán, quien, antes de soportar el tormento, se hace cristiano, todas las dificultades están agitadas ante los conquistadores que se van hacia la nueva tierra sometida al imperio de Felipe II.
El poema trata de combinar, persiguiendo las huellas de Ariosto y de Torquato Tasso, las síntesis auténticas y lo fantástico, la crónica de la narración disiente con los numerosos sucesos interesantes (las historias afectuosas del héroe araucano Lautaro con Guacolda, de Caupolicán y de Fresia, las biografías de la india Glaura) y los cuentos y los recuerdos antiguos (el sueño del poeta en la batalla de San Quintín, el enfoque de la batalla de Lepanto en la gruta del mago Filón, el cuento de Dido empañada de Virgilio, la aparición de la Virgen María).
El propósito del escritor Alonso de Ercilla de ser analista conjuntamente con poeta, lo cual declaró muy visiblemente, da al poema una representación más característica que ilusoria, por el contrario, tienen mucho realce cosas y semblantes de la realidad ambiental, por lo que Ercilla puede reflexionar la primera voz poética del alma americana.
La potencia de la vivencia contada hizo pensar a los leyentes y calificadores posteriores que La Araucana era una auténtica necrología de la operación del Arauco, no obstante, el gran reconocimiento de este poema es artístico y no histórico, manejando los recursos heroicos usuales de su tiempo, Ercilla representó muchos de los tópicos del resurrección, como desarrollar las virtudes del enemigo para agrandar al vencedor.
Esto permite ver que las imágenes más heroicas sean las de los jefes Caupolicán y Lautaro, ya que, lejos de revelar una mala actitud, acentúan la naturaleza particular que da una representación original a la aventura, frente a los ídolos españoles Valdivia, Villagrán, Reinoso, el general García Hurtado de Mendoza, el soldado Andrés y el mismo poeta, se encuentran los indomables héroes araucanos, apadrinando cualidades grandísimas, y atraídos en su psicología de veladores de su tierra.
El tono autobiográfico se concierta con habituales insinuaciones cultas que sirven para aumentar la probabilidad y la nobleza de una historia cuyos personajes obtienen extensión clásica, la nobleza de las octavas reales y la armonía de las poesías superan otras constituciones contemporáneas: La Jerusalén conquistada de Lope de Vega o Bernardo o la victoria de Roncesvalles de Bernardo de Balbuena.
Asimismo, resultan extraordinarios los comentarios en las que recapacita sobre los hechos contados y las interposiciones que comentan la composición misma del poema, la labor tuvo muchos competidores, como el Arauco domado de Pedro de Oña, y una formidable consecuencia en la poesía americana posterior.
Muerte de Alonso de Ercilla
Luego de vivir en Perú, el español Alonso de Ercilla, murió en Madrid el 29 de noviembre del año 1594, tenía 61 años de edad y su cuerpo fue trasladado al Convento de San José ubicado en Ocaña, Toledo, después de eso fue llevado al monasterio para que fuera visitado por el pueblo.
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